lunes, 9 de noviembre de 2009

El Fin del monstruo!

Si el comunismo!!! y hago la diferencia porque una cosa es ser comunista y otra socialista, donde la acepcion de anteponer el bien colectivo al individual deberia ser un fin en el estado.

Y yo tenia 12años cuando paso, pero me quede estupefacto, y es que mi generacion (mitad Y mitad Z?) vio eso, el fin del URSS, la caida del muro y las demas estructuras comunistas y ademas el advenimiento de Japon como segunda potencia, hoy relegada eh!

NO hablare mas de la mentira comunista pues que fue una carcel y una represion brutal y que los pocos que estaban en el poder se beneficiaban esta dicho hasta el hartasgo.

Lo que si me da que hacer es que nuevamente miramos la cosa desde un punto de vista, porque el otro monstruo sigue ahi, o fue el mismo monstruo con dos alfiles? Porque el oligopolio de poder despues que se cae el comunismo ha sido mas bruto y brutal que nunca, despues del 11set01, fue a guerrerar a Afganistan e Irak de manera inmisericorde y tiene gran parte de culpa en la crisis que hoy sufrimos, preguntenle a alguien de Lehmans Brothers, esa burbuja tuvo su origen ahi!!!
En ese gasto estupido que beneficio a unos pocos y que arrastro al resto del planeta,
ademas, donde tambien se incurrieron en mentiras y donde la estrategia militar aun no vence alas de un pais subdesarrollado como Afganistan.

Ese Oligopolio que tambien es culpable de los efectismos de la gripe porcina, ese oligopolio que cuando le conviene es el policia del mundo y cuando no, deja que Irak bombardee o invada a quien le de la gana, o pacta con los gobiernos defactos Africanos.

Por ese Oligopolio tambien somos miopes, y tambien lo dejamos avanzar. Por eso esta mal aplaudir a Castro, pero tambien es pesimo aplaudir a Micheletti. El otro monstruo: El Oligopolio tambien cobra vidas sin importarle nada, y lo que es peor aun cuenta con el apoyo del sistema. (lo peor aun es que quien viene detras no hara mejor las cosas, x eso no creo en las revoluciones, pues siempre se convierten en Rovoluciones, mismo rebelion en la granja de Orwell)
Chau.

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Aldo Mariátegui
LA COLUMNA DEL DIRECTOR

El fin del monstruo
09 de Noviembre del 2009

LIMA Tenía poco tiempo de instalado en Madrid y estaba una noche mirando el noticiero cuando anunciaron algo surrealista: la RDA había decidido abrir el Muro de Berlín. ¡El fin del comunismo! No podía creerlo. Esa odiosa ideología que parecía implacablemente indestructible, ese cáncer que no había cesado de extenderse por el planeta, que había encandilado a millones por décadas y que había matado más gente aún que el nazismo, había colapsado inesperadamente. Es cierto que ya Gorbachov había lanzado la perestroika y el glásnot y que Hungría y Checoslovaquia habían aflojado los controles migratorios un poco antes, pero nadie se esperaba esto tan repentinamente.

No sé cómo se lo podría explicar a un joven de hoy, pero el comunismo parecía invencible, con una eficazmente robótica Unión Soviética que era una superpotencia apenas contenida en Europa Occidental por EE.UU., la otra superpotencia, con la OTAN, y que no dejaba de extenderse como un pulpo por el mundo. Muchos -sobre todo los "intelectuales"- te repetían el credo rojo con el mayor fervor y se hacían los ciegos ante lo obvio: el comunismo era una militarista dictadura sangrienta y absoluta, donde un grupito que controlaba el poder volvía gigantescas cárceles a sus países e imponía su parecer hasta en los aspectos más nimios de la vida de la gente. Era la más gigantesca estafa de la historia y hacía rato que eso era evidente, menos para los más supuestamente "pensantes". El 99% de la intelectualidad peruana no dejaba de rendirle pleitesía y hoy en día me da risa verlos cómo tratan de esconder ese vergonzoso pasado. ¡Si escuchasen hoy lo que pregonaba Izquierda Unida! Nadie defiende ahora a Fidel como en aquellos días, salvo fósiles vivientes como César Lévano y Javier 007 Canseco, sujetos estrambóticos como el higiénico Raúl Wiener o servidores del chavismo como Ollanta.

Por una cuestión de azar, tuve la suerte de viajar a Berlín aquel diciembre. Pude coger un martillo y darle con todo a ese puto muro mientras eufórico le mentaba la madre a todo ese rojerío tan asfixiantemente estúpido que había tenido que aguantar en la universidad y en el país.

También pude pasar a la RDA, ya bajo el más permisivo Modrow (el feroz tirano Erick Honecker murió asilado en Chile por el presidente Aylwin y la hipócrita Concertación. Fujimori fue un niño de teta al lado), un lugar opresivo, gris, lóbrego y pobretón que contrastaba mucho con la opulenta RFA. Las calles de Berlín Oriental eran tan tristes, llenas de vitrinas vacías, casas despintadas, carros antediluvianos, guardias, soplones y estraperlistas que querían cambiarte marcos y dólares a escondidas. Mientras caminaba por ese infierno helado, recordaba cómo Francisco Eguiguren había tratado de defender una mañana a la RDA durante una clase de Derecho con el sicotrópico argumento de que nadie se fijaba cuánta gente al año se escapaba a la RDA. ¡O Pease, las cosas que hablaba Henry Pease! Tiempo después, conversaba en Praga con unas personas que habían estado negociando con el dictador Husak la salida del régimen comunista. Me contaron que éste les había dicho que hacía años que los comunistas sabían que todo era una gran farsa. Y el comunismo en Europa del Este fue sólo brutal imperialismo ruso.

Se acabó IU y Fidel es una patética reliquia, pero aún tenemos jodiendo al neocomunista Hugo Chávez y a Sendero en la Selva. A Corea del Norte. A varios imbéciles locales que aún creen en eso. Al descerebrado de Maradona. La lucha continúa, pero el monstruo está mortalmente herido.

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