viernes, 4 de diciembre de 2009

Costas o Reynoso?

Costas o Reynoso?
Uno el lider sempiterno de Racing, el otro el traidor del Alianza, uno se divierte, el otro trina, uno despierta simpatia, el otro se excusa por no invitar chifa, uno la pasa bien, el otro salpica desazon!!!!!
Uno levanto un equipo que peleo el descenso, el otro tiene puntero a un equipo que no genera nada no juega bien, no la toca, nada de nada, solo solvencia mediana en un torneo de bajo nivel tecnico como el nuestro!!!

Esperemos que el alegre gane sinceramente, El alegre no es dispendioso ni botadera, sino que ademas de alegre es humilde!
Chau.
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adjunto un articulo del comercio.

EL DUELO DESDE EL BANQUILLO

Quién manda a quién
Por: Miguel Villegas Periodista

1. HABLA, PALABRA. Uno es el alma de la fiesta; el otro, el niño que nunca sale del cuarto. Si los clásicos son una fiesta, Gustavo Costas y Juan Reynoso podrían ser definidos (exageradamente) así. Distintos. El técnico de Alianza es un hombre que gasta bromas, que disfruta de las conferencias, que habla con tanta gracia que en serio parece, si lo ves, un personaje de caricatura. “Provoca invitarle un par de cervezas para escucharlo”, me dijo un amigo periodista que cubre a Alianza, cuyo nombre no publicaré porque en horas de trabajo no se toma. Con el entrenador de la “U” pasa todo lo contrario: no le gusta tener cerca a los periodistas —si escriben cosas como esta, peor—, fotografiarlo sonriente es casi una alucinación y su voz casi se nos ha olvidado. La última vez que declaró fue hace cinco meses. El hombre que dijo que los periodistas queremos que nos invite un chifa no era él, me resisto.

2. PROFESIÓN DEFENSORES. Costas nació para ser el jefe rudo de la defensa del Racing en los 80, de gran juego aéreo, voz de mando y frialdad. Reynoso nació para ser el jefe elegante de la poco elegante defensa de Perú; un diez disfrazado de back centro (Markarián dixit). El DT íntimo es una imagen de “El Gráfico” de Argentina: alto y pelito largo, cinta de capitán en el brazo, campeón de la Supercopa 88 con la Academia. El técnico crema es una imagen de toditos los diarios deportivos de 1997: ojos chinitos, garbo escondido y lentitud excesiva en el Nacional de Santiago de Chile. Con su selección, eso sí, Costas no es un apellido ilustre. Nunca estuvo en una convocatoria oficial.

3. LOS TÍTULOS. “Fede” y “Chanchi” deben llegar a Lima pronto. Son los hijos de Costitas, que ya saben lo que es celebrar con Alianza Lima en Matute. Los dos estuvieron en la capital cuando el Alianza de su viejo festejó el bicampeonato 2003-2004. Juan Máximo tiene tres años como técnico de Primera y en su hoja de vida solo figura un Clausura 2006 con Bolognesi, que hasta entonces no hacía caso a su fama de coronel. Esta es la primera vez que tiene la posibilidad de gritar campeón nacional como técnico. Nadie sabe si está feliz porque casi no se le ve.

4. ERES MI EJEMPLO. En 1992, Jayo era un adolescente con un african look horroroso. Entrenaba con las inferiores de Alianza y soñaba ponerse la camiseta íntima —modelo Banco Popular— en el pecho. Cuando podía, se escapaba a ver al capitán de la Primera, un tal Juan Reynoso. Con Costitas y Galván pasaba una historia parecida. El “Negro” integraba el equipo de los “Ligeritos” de Racing, todos chiquillos que soñaban ser como su ídolo. Y ese ídolo era Gustavo Adolfo. De hecho, el hoy capitán de la “U” debutó al lado del DT íntimo. Todo lo que sabe Galván lo aprendió de él. Quién sabe si lo lamentará.

5. FANÁTICOS. Costas rechazó una oferta de la U de Chile por volver a Alianza el 2009. “Lo hago por fe”, dijo entonces. Reynoso dejó todo -la capitanía, el cariño del Comando- por ir a la “U” en 1992. “Quería ser campeón”, declaró esa vez. Pasado el tiempo queda claro que ambos son hinchas de los equipos que dirigen. Gustavo incluso adoptó manías de fana: se pasa el día en Matute, entra a la cancha con un rosario y cree en el Señor de los Milagros. Juan Máximo tuvo su prueba de fuego en el primer clásico de este año en Matute. Entró al campo y aplaudió el fervor de la Trinchera. Al final, cuando salió, habló como un hombre de Norte: “Hoy me sentí más crema que nunca”.

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