jueves, 1 de diciembre de 2011

Algo mas sobre el Ali Frazier



Para los entendidos en Box, la 1era pelea entre Ali y Frazier en el 71, es la verdadera pelea del siglo, mientras Ali estuvo fuera de los cuadrilateros Smoking Joe destrozo a quien se le puso en frente, solo faltaba Ali, y en la pelea, un match completo, muy tecnico, Joe lo termina venciendo claramente, creo que divergencias tecnicas aparte, el motivo de la victoria de Joe, es que no le temia, Ali siempre x medio de tecnica y velocidad, terminaba dominando sicologicamente al rival, lo jodia, lo aburria... Si nos ponemos a repasar su pelea mas dificil, con Foreman, Ali sale al 1er Asalto para ir de tu a tu, y ni hablar, la fortaleza fisica de Foreman era superior, demasiado, Ali le infringe algunos jabs rapidos, lo conecta, y George como si nada, en el 5to asalto lo conecta a Lo Rocky, es decir removiendole todo el cerebro, y nada! George lo asume, para el 8vo, Ali habia por medio del dope a rope, aguantado un castigo brutal, pero tambien habia cansado y hostigado a su enemigo, El knock Out se venia, x eso es que lo conecta y lo termina ganando para sorpresa de la critica internacional, que veian a Foreman como favorito absoluto luego de destruir a Joe Frazier.

Volviendo a Ali, el cual nunca fue un pegador fuerte como Liston, Tyson, Foreman o Frazier, este no pudo dominar a Joe. Nunca lo domino, ni en la segunda pelea, que a mi juicio Ali le gana bien, y solo pelearia notablemnente bien en los 5 ultimos asaltos de la tercera pelea, la cual fue mas por orgullo y dinero que por otra cosa pues Ali no tenia xq pelear con Joe.

Volviendo a la mejor de la 3 peleas, Esta demuestra que Ali es de carne y hueso, es falible y Joe demuestra que fue el unico boxeador capaz de ganarle y sacar de quisio al mas grande talento boxistico de todos los tiempos. Pese a los grandes momentos de las 3 peleas, Ali nunca lo pudo noquear a smoke joe.

Descansa en Paz Smocking Joe.

Ciao

Ramon.

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ntonio Sanchidrián |
Actualizado viernes 11/11/2011 22:12 horas
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En el boxeo, donde se escenifica la lucha por la vida, los grandes campeones se miden por la estatura de sus enemigos. Y si el mundo vio el pánico inyectado en los ojos de Muhammad Ali, 'The Greatest', el más grande por los siglos de los siglos, fue porque existió Joe Frazier, fallecido este martes a los 67 años a causa de un cáncer de hígado. El duelo en tres terribles combates entre el maravilloso charlatán de Louisville y 'Smokin'' Joe es uno de los capítulos sobresalientes de la historia del deporte, pero se derrama mucho más allá del cuadrilátero.

Ali y Frazier representaban dos maneras de boxear y también dos formas de entender la vida. Se odiaban furiosamente. Se respetaron a la fuerza. Y se perdonaron cuando ya fue demasiado tarde. Al primero le correspondió toda la gloria, era la bella mariposa que bailaba y encandilaba a la masa con esas maneras, mezcla de actor de cine y propagandista político. El otro era tosco, un martillo pilón feo y demasiado bajito (1,81) para medirse con los pesados de la era dorada. Frazier ha fallecido pobre, con pura melancolía en los ojos y rabia contenida al recordar aquellos días de la década de los 70. Su suerte cambió en Manila y fue por una toalla arrojada como se lanzan las monedas al aire. Y para él salió cruz.

Es conocida la historia de aquella noche del 1 de octubre de 1975, pues se ha contado en mil ocasiones. Era el tercer Ali-Frazier, auspiciado por el presidente Ferdinand Marcos y rodeado de un boato hoy inimaginable para un combate de boxeo. A más de 40 insoportables grados, 14 asaltos estremecedores que resumió Ali con más prosa que poesía: "Fue lo más cerca de morir que he estado". Repasar las imágenes le dan la razón: el combate de Manila la última frontera del boxeo. Y tal vez, el límite del deporte.

A Ali, que subestimaba a Frazier como también despreció a George Foreman, le contaron que Joe llegaba fuera de forma a la pelea. Extraordinariamente inteligente, no se fió. E hizo bien. Desde otra noche, la del 8 de marzo de 1971, la mandíbula de Ali sabía que la izquierda de su enemigo no era asunto de broma. Aquel día, los 20.455 espectadores del Madison Square Garden quedaron atónitos al ver al antes conocido como Cassius Clay desplomarse como un edificio dinamitado. Sucedió en el último asalto, pocos segundos antes de que Frazier diera gracias al cielo por su victoria y por los 2,5 millones de dólares que viajaban directos a su bolsillo. Era primera vez que Ali hincaba la rodilla: "La mejor pelea fue la del año 71, cuando ninguno de los dos había perdido ningún combate todavía. Fue lo más grande que me pasó en mi vida", recordaba. Aquello fue recordado como 'El combate del siglo', uno más: lo narró Norman Mailer y lo fotografió en primera línea Frank Sinatra.

Casi tres años después hubo revancha, en circunstancias diferentes. Una segunda oportunidad que calentó, magistral, Ali en los estudios de la ABC. En el programa 'Wide World of Sports', ambos repasaban el décimo asalto de su primer pleito cuando llegó el directo dialéctico al mentón de Frazier: "Después de la pelea, yo estuve 10 minutos en el hospital... Y tú un mes, Joe". Ali ganó fuera y dentro del cuadrilátero: el 28 de enero de 1974, venció por decisión unánime -tras tumbar en dos ocasiones a su oponente en el quinto asalto-, ganándose el derecho a luchar por el título mundial de los pesados con el amenazante George Foreman, quien había pulverizado a Frazier -cuyo reinado duró sólo cuatro peleas- el enero anterior en Jamaica.

De Kinshasa a Manila

La historia del boxeo viaja fugaz y gloriosamente a Kinshasa (Zaire), donde el 30 de octubre de 1974 Ali borda el boxeo ante Foreman, con Frazier en la tribuna de comentaristas. Aquella pelea fue denominada 'The rumble in the jungle' y se cuenta en el magnífico documental 'Cuando éramos reyes', de Leon Gast. El coloso de Louisville firma un 'knock out' a cámara lenta que le sirvió para reivindicarse ante quienes ya le llamaban viejo y para volver a lucir el cinturón de campeón.

Regresamos así a Manila, a Quezon City, con más de 300 millones de personas pendientes de ese 'ring'. De nuevo se cruzan la torva mirada de Frazier y la enorme y provocadora bocaza de Ali, sólo a la altura de sus prodigiosos puños. Una boca que se propuso cerrar 'Smokin' Joe desde el primer asalto en un acoso demoledor. No había pasos atrás en los códigos de Frazier, dispuesto a morir antes que a perder. Nadie llegó más lejos para destruir al mito, tanto que se especula con que la degeneración en la salud de Cassius Clay está directamente relacionada con la soberana paliza recibida aquella noche asfixiante

Tras 14 asaltos monumentales, después de un gancho de izquierda al mentón de Joe que le hace perder el protector bucal y salpica de sangre las primeras filas del 'ringside', algo sucedió en la esquina del aspirante. Eddie Futch, el preparador de Frazier, constata que su pupilo está ciego. Es imposible seguir la pelea: hay que tirar la toalla. "Nadie olvidará jamás lo que hiciste hoy aquí", ésa fue la frase para la historia de Futch ante un boxeador dispuesto a perder el último aliento en la pelea.

Cuenta la leyenda que, al mismo tiempo, al otro lado del 'ring', también había movimiento. Angelo Dundee, el ángel de la guardia de Ali, se mueve inquieto y alguien escucha pedir a Ali que le quiten los guantes, que no puede seguir. Es la versión que cuenta Tommy Frazier, hermano de Joe, negada posteriormente por el eterno entrenador de Ali. "La gente se confunde", aseguró displicente.

Una toalla vuela al ring, mientras Ali no tiene fuerzas para el festejo, sólo para dar gracias por seguir con vida. Y da paso al tormento de Frazier, que revivió la pelea en noches innumerables, diciendo a quien quisiera escuchar, allá en el pobre gimnasio de Filadelfia donde se ganaba el sustento, que, en realidad, él jamás salió derrotado de Manila. Nunca fue el mismo tras perder con Ali y acabó colgando los guantes de mala manera. Defendió cuatro veces el título de campeón mundial y ganó 32 de sus 37 combates. Perdió cuatro y tuvo uno nulo. "Quiero que me recuerden como un boxeador que jamás retrocedió". Frazier esperó 67 años para caer, ante un enemigo bastante peor que los brillantes puños del más grande.

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Ali-Frazier I: “La pelea del Siglo” a 40 años de distancia

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MAR
A pesar de haber transcurrido cuatro décadas, no ha existido y probablemente no haya otra batalla de dimensiones épicas como la que libraron dos de las figuras mas connotadas en la historia del boxeo en el Madison Square Garden de Nueva York.

EDGAR VALERO BERROSPE

Han pasado 40 años y no se ha vuelto a producir una batalla de tan formidables dimensiones que pueda ser llamada “la Pelea del Siglo” como ocurrió con aquel legendario combate celebrado en el Madison Sqaure Garden de Nueva York, el 8 de marzo de 1971, por el campeonato mundial de peso completo entre dos luminarias de la historia del boxeo, Smokin Joe Frazier y Muhammad Alí.

Fueron tiempos en que Estados Unidos se debatía en la violencia de una nación dividida por la lucha de los derechos sociales y la enorme cicatriz que había dejado la Guerra de Vietnam. Pero en el mundo del boxeo, en el mundo de la nación sin héroes, fueron protagonistas de un capítulo simplemente inolvidable.

Alí, quien fuera campeón semicompleto en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 se había convertido en campeón mundial completo en 1964 al derrotar en lo que se consideró una gran sorpresa a Sonny Liston, y encadenó una racha de victorias defendiendo la corona ante rivales que quizá no pudieron ganarle ni un sólo round, pero que incluyeron a gente como Floyd Patterson, Cleveland Williams, Ernie Terrell y Zora Folley. En términos de talento, Ali marcó la década de los 60s y cuando llegó 1967 parecía que no hubiera nadie que pudiera siquiera acercarse a él, pero fue desconocido como campeón mundial cuando se negó a alistarse con las fuerzas armadas de los Estados Unidos. El gobierno norteamericano hizo lo que nadie pudo en el ring, detener su marcha triunfal.

Frazier fue el sucesor de Alí al ganar la medalla de oro en los Juegos de Tokyo en 1964 e inició su propia carrera profesional con mucho menos glamour que su extravagante contraparte. Smokin Joe, nacido en Carolina del Sur, tenía un record de 15-0 con 14KO’s para cuando Alí fue desconocido, algo que definitivamente le dolió a Frazier, quien sabía que si quería ser el mejor, tendría que derrotar al mejor y ese era Muhammad Ali.

Eventualmente, Joe se convertiría en campeón mundial al destruir literalmente a Jimmy Ellis por nocaut técnico en cinco rounds en febrero de 1970. Esa noche sin embargo, alguien se atrevió a “disputar” el título de indiscutido campeón mundial que había ganado Frazier y lo hizo con pocas pero contundentes palabras: “Uno de ellos fue mi sparring (Ellis) y el otro (Frazier) es un buen amateur, si quiere ser llamado campeón, me tiene que vencer a mi”. La pelea había comenzado aunque se celebraría mas de un año después.

Ambos fueron entrenados por dos hombres de enorme sapiencia boxística. Angelo Dundee, quien de manera recurrente dijo que tenía el “trabajo mas sencillo del mundo”, sabía lo que tenía en las manos, pues las fallas de Alí en su boxeo las suplía con su relampagueante velocidad, reflejos y su autoconfianza, de la cual fue autor el desaparecido manejador. “Cuando Alí tiraba un oper de izquierda, yo le decía que había tirado un tremendo oper de izquierda, por lo que enseguida comenzaba a tirar el golpe de manera ejemplar y exitosa”.

Por su parte Yancey Durham era un entrenador de Filadelfia de la vieja guardia y luego de muchos años de estar en el ambiente estaba seguro que había encontrado un peleador exitoso, Frazier, y estaba convencido de que tenía el antídoto para vencer a Alí. Con él trabajaba Eddie Futch, un cerebro brillante que era además un maestro de a táctica boxística.

En 1970, Ali había tenido dos peleas de regreso ante rivales calificados, Jerry Quarry y el tremendo argentino Oscar “Ringo” Bonavena a quien pudo noquear en el round 15 luego de una tremenda batalla.

Una publicidad como la que se le hizo a la pelea no tenía precedentes. Alí ocupó todo lo que sabía de burlarse de su rival para hacer enojar a un Frazier que había esperado ansiosamente la pelea. Alí marcó 215lbs en la báscula y Frazier 205. El escenario sería el mismo de la pelea entre Alí y Bonavena y el público esperaba una guerra arriba del ring.

A pesar de que Alí se veía más lento que en sus peleas are Sonny Liston y Floyd Patterson, seguía siendo más rápido que cualquier otro peso completo de la época, pero además se notaba que había mejorado en su capacidad golpeadora.

La batalla fue de un nivel como no se ha visto ninguna otra en la historia de la máxima división del boxeo, Alí haciéndose espacio con sus prodigiosos movimientos de piernas, combinaciones de hasta tres jabs de izquierda consecutivos, opers de derecha y de hecho cualquier tipo de combinación imaginable, lo que sin duda tenía consternado a Frazier que trató de arrinconar a Alí en las sogas y allí golpearlo al cuerpo bajo para tratar de disminuirlo. Pero no sólo era tratar de golpearlo, era conectar en el pecho, en los riñones, al hígado, en cualquier sitio que pudiera disminuir el ritmo frenético de pelea de Alí.

Al llegar el quinto episodio y mientras Frazier estaba iniciando su pelea, Alí ya estaba de lleno en la pelea de su vida. A partir del sexto, Smoke empezó a hacer fallar a su rival, a quien ya había medido y controlaba en cierta forma, lanzando ganchos desde los dos flancos para evitar que se escapara. La estrategia de Durham y Futch empezó entonces a ser ejecutada de manera perfecta por Frazier que se dio tiempo para empezar a burlarse de los hierros de Alí que pareció ponerse nervioso.

En el noveno, Alí empezó a tener problemas y su rival inició un ataque demoledor con ganchos de izquierda brutales. Cuando parecía que sería inevitable la detención de la pelea, un gancho de izquierda de Alí cimbró a Joe de pies a cabeza y lo envío por primera vez en reversa en toda la pelea. La campana llegó en auxilio del campeón mientras el público explotaba ante la bravura de Alí, que fue sin duda la marca de su segunda etapa en el boxeo.

El onceavo es uno de los más famosos en la historia del boxeo, con Alí tratando de convencerse a sí mismo y al mundo de que tenía el control de la pelea, cuando fue sorprendido por un violento izquierdazo en forma de gancho que lo puso a temblar, y luego el ring se convirtió en una gigantesca pista de patinaje donde no podía encontrar la vertical definitiva. Sin embargo Frazier no se abalanzó sobre él para acabarlo atendiendo al concepto de que un peleador lastimado es muy peligroso, y no estaba seguro que Alí estuviera fantocheando, así que decidió darse tiempo.

Al llegar al último episodio, el quince, Frazier sabía que podía ganar la pelea, luego de un clinch del cual su retador salió conectando un oper de derecha, vino quizá el golpe más importante de toda su carrera, un gancho de izquierda impecable conectado con una brutal fuerza a la mandíbula de Alí quien cayó a la lona como electrocutado. Si hubiera sido otro quien recibiera ese golpe, lo habrían sacado en camilla del ring, pero era Muhammad Alí, quien se levantó trastabillante pero a la cuenta de 4 ya estaba en pie y el referi Arthur Mercante ya estaba limpiándole los guantes. Si Muhammad Alí es recordado por un momento de bravura en su carrera, debe ser este.

Ambos siguieron tirando golpes hasta que la campana los interrumpió con Frazier en franco control de la pelea y con una ovación que había iniciado más de un minuto antes de que concluyera la pelea, con la gente de pie, reconociendo la victoria de Smoke. Sin duda está fue la más grande pelea en la historia, ocurrió hace cuatro décadas y no parece que vaya a haber otra igual.

Durante los años que pasaron hasta la pelea de Manila que ganó por decisión Alí, nunca aceptó la derrota y llamó cada vez que pudo “tramposo” a Frazier. Quizá de ahí parte el rencor que aún siente Joe por Alí. Esta fue la pelea que definió la carrera de ambos. Frazier nunca volvió a ser el mismo y fue crucificado en dos rounds por George Foreman en enero de 1973.

Frazier es uno de los peleadores más rudos que han existido, y los insultos que recibió de Alí le llegaron a lo más íntimo de su alma, por eso esa rivalidad que parece nunca cambiara en lo que les quede de vida a ambos. Alí se mantuvo en el boxeo mucho más allá de lo necesario y ha pagado un trágico precio por su decisión.

Ambos peleadores ganaron 2.5 millones de dólares cada uno y fue la noche en que Alí perdió el invicto de 31 peleas con 25 nocauts, mientras Frank Sinatra actuaba como fotógrafo de la revista Life en ringside. La puntuación de la pelea fue por rounds ganados y perdidos, los oficiales dieron 8-6-1, 9-6 y 11-4 a favor de Frazier. La pelea sólo se vio por circuito cerrado en el mundo y no fue presentada en televisión en Estados Unidos sino hasta un año después.

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sábado 10 de septiembre de 2011
Asaltos para la historia: Alí VS Frazier I Round 15
Hombre -y mujer- si por mí fuera os pondría el combate entero, pero entiendo que para quienes no sois demasiados entusiastas ni amantes del boxeo tal vez 15 rounds resulten excesivos; mejor sintetizarlo todo en uno. Por ejemplo en este asalto final del combate que enfrentó en 1971 a Joe "smokin" Frazier, campeón titular de los pesados, frente a Muhammad Ali, campeón líneal por entonces -linealidad que como en el ajedrez antes del cisma de Kasparov recoge la continuidad de campeones que se coronaron destronando al poseedor anterior. Catalogado como el combate del siglo -atentos a la nómina de estrellas que se dieron cita en el Garden neoyorquino: Woody Allen, Diane Keaton, Frank Sinatra o Cary Grant en las gradas, y Burt Lancaster ayudando en los comentarios televisivos- el evento reunió a dos de los más grandes boxeadores de todos los tiempos, invictos por entonces, pero sobre todo a dos boxeadores con trayectorias contrapuestas que acumulaban más de una rencilla pendiente.

Después de que en 1967 Alí fuera desposeído de su título por negarse a participar en la guerra de Vietnam parecía que el vacío que dejaba en la categoría sería imposible de llenar. Parecía, porque entonces apareció Frazier y victoria tras victoria fue consolidándose como el gran dominador de los pesos pesados durante los tres años en los que a Alí no se le permitió pelear. Nadie se hubiera atrevido a poner en duda la valía de Frazier, pero eso no era suficiente para él, él quería demostrar también sobre la lona que era mucho más que un campeón de circunstancias. Así que hizo siempre todo lo que estuvo en su mano para ayudar a Alí: durante esos años su apoyo no sólo se limitó al plano anímico, también en los peores momentos intercedió por él en lo económico. Sin embargo Alí jamás agradeció el apoyo recibido y una vez recuperada en 1970 la licencia que le permitía volver a boxear cargó frecuentemente contra Frazier, al que ridiculizó llamándole gorila y más sangrantemente Tio Tom. Sólo hasta muy recientemente Alí no ha hecho público su arrepentimiento por el trato que dispensó entonces a Frazier, quien por su parte nunca ha querido perdonarle. De hecho si le preguntan al respecto suele contentar que el parkinson que azota a Alí desde hace años es sin duda castigo divino por sus maldades. Maldades que él mismo pudo vengar en el combate, infringiéndole una severa derrota, la primera de la carrera de Ali, que quedó ampliamente reflejada en este asalto quince, donde el de Louisville recibió con intereses todo a cuanto se había hecho acreedor.

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