domingo, 30 de mayo de 2010

Respecto a Uruguay...

Solo existe un equipo inferior que es capaz de meterle miedo a Brazil, URUGUAY!!!

El ultimo gran partido de Uruguay fue ante Senegal, cuando victor pua se lamenta el goal fallado por el chengue morales, el partido acaba, perdieron la clasificacion, pero ganaron el respeto!

Siempre le he tenido mucho respeto a esa seleccion.

Les comparto un articulo de Jorge Barraza.

Chau.
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GANÓ LAS COPAS DEL 30 Y EL 50

¿La sorpresa tendrá color celeste?
Por: Jorge Barraza

La delegación uruguaya retornaba del inolvidable Mundial de México 70 con un cuarto puesto en las maletas; el recibimiento fue menos que cordial. Indiferencia total. El aeropuerto de Carrasco, en Montevideo, lucía casi desierto, apenas algunos familiares en la espera, rostros adustos. El “paisito” había rescatado el cuarto lugar entre aquellas maquinarias memorables que eran la Alemania de Beckenbauer, la Italia de Gigi Riva, la Inglaterra de Bobby Charlton, el Brasil de Pelé y Tostao, el Perú de Teófilo Cubillas, la entonces fuerte Unión Soviética Y sin Pedro Rocha, la estrella del equipo, que se lesionó a los 10 minutos del primer choque y quedó fuera del torneo.

Sin embargo, la tradición imponía más. “Un cuarto puesto no se festeja”, sostiene, aún hoy, Luis Ubiña, el recio lateral derecho y capitán de aquella escuadra celeste. La historia obligaba mucho. Uruguay ostenta un récord fantástico: hasta la semifinal de 1954, marchaba invicto a escala mundial. Ganó los dos juegos olímpicos (1924 y 1928) sin derrotas; tampoco besó la lona en los Mundiales del 30 y del 50. Cayó por primera vez ante la célebre formación húngara de Ferenc Puskas. Y en alargue. “Tuvimos mala suerte —evoca Pepe Santamaría, más tarde gloria del Real Madrid—. Llovía intensamente. Pese a jugar con diez hombres, estábamos 2 a 2 y, sobre el final, una pelota de Schiaffino que entraba mansita al arco se quedó clavada en el barro y eso permitió que un defensa húngaro despejara. Era el 3 a 2 y pasábamos a la final. A Alemania le ganábamos”.

También allí fue cuarto.

En honor a la verdad puede decirse que Uruguay es tetracampeón universal. Hasta la creación del campeonato mundial en 1930, y por no haber otra competencia similar, la FIFA reconocía al vencedor olímpico como campeón del mundo. Y después del histórico doblete de los uruguayos en Europa, los juegos olímpicos se desnaturalizaron. Nació el profesionalismo y los mejores futbolistas ya no pudieron acudir a la cita amateur.

Una hazaña de la pequeña nación oriental, que nunca pudo sobrepasar los 3 millones de habitantes, muchos menos que cualquier capital latinoamericana. San Pablo o el D.F., en México, tienen una población siete veces mayor que la de todo el Uruguay. La garra charrúa fue una marca en el orillo, como el “jogo bonito” brasileño, el “catenaccio” italiano, la pujanza arrolladora de los “panzers” alemanes.

Los tiempos cambiaron. Las potencias se mantuvieron arriba, aparecieron los africanos, crecieron los asiáticos, México, los mismos países sudamericanos que antaño no figuraban. Y Uruguay quedó rezagado, chiquito como nunca, circunscripto a su condición de prolífico semillero. Siempre hay 300, 400 uruguayos por el mundo ganándose el pan a través de una pelota. Muy meritorio.

Por eso, aquel cuarto escalón de México 70 hoy se festejaría. Miles le darían la bienvenida en el aeropuerto. Sería volver al reparto grande. ¿Pero puede la gloriosa celeste arañar otra semifinal? Estamos persuadidos (acaso ilusionados) que será la sorpresa del Mundial. El estreno no podía ser más duro: Francia. Y ya se sabe que el juego inicial es decisivo en un Mundial. “Ganar en el debut equivale al 50% de la clasificación a octavos de final, algo muy importante”, dice Luiz Felipe Scolari, el notable entrenador brasileño. Y Carlos Gamarra, símbolo del Paraguay granítico, lo reafirma: “Si uno no le gana al primer rival debe abrirse ante el segundo, y cualquiera le puede empatar o ganar. Además, ya no será primero en el grupo y luego le toca un grande en octavos, se complica todo”.

Si pasa esa prueba, lo que sobrevenga puede ser venturoso. Uruguay debe vencer a Sudáfrica. Y es mucho más que México. Tiene al mejor técnico uruguayo posible: Óscar Washington Tabárez, estudioso, serio, con mano firme, de magnífica transmisión de temperamento. El “Maestro” posee un plantel excelente, joven, con una media de 26 años, la edad perfecta para un Mundial. Hace dos años que vienen trabajando los mismos y la formación se conoce de memoria: Muslera; Lugano, Godín y Cáceres; Maxi Pereira, Diego Pérez, Gargano, Álvaro Pereira; Nacho González de enganche, Suárez y Forlán arriba.

Una defensa como las uruguayas de antes, plenas de energía, marca y aguante. Los dos Pereira son carrileros punzantes, desequilibrantes. Dos puntas que pueden desarmar cualquier retaguardia: Suárez es gol y habilidad, Forlán es gol e inteligencia. Nacho González es el típico “10” talentoso. Y dos raspadores en el medio: el “Ruso” Pérez y Gargano (o Eguren).

La gran duda es la severa pubalgia que arrastra hace meses Martín Cáceres, un zaguero de excepcionales cualidades. Ha jugado muy poco por ello en los últimos meses. Pero hay mucho equilibrio y sobra carácter (esto nunca se perdió), y esta vez la celeste tiene fútbol. Tabárez es un sujeto pensante, sabe que con garra sola en un Mundial no se pasa de la esquina. Es preciso jugar. Y pensar. El grupo está unido. Le costó horrores alcanzar la clasificación, nunca logró regularidad. Sin embargo, hizo partidos fantásticos como ante Brasil, Chile, Colombia y Ecuador de visitante. Se agranda en la adversidad.

Ya se sacó la presión de encima; ahora es momento de soltarse. Si consigue esa regularidad, habrá ruido de tamboriles. Como dice Tabárez, “para Uruguay ningún partido es fácil, pero ninguno es imposible”.

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