lunes, 11 de mayo de 2009

TEMPORADA HISTORICA DEL BARZA!!!

No se si ganaran todo, pero que es historico pues pueden ganar las 3 copas, y esta jugando el futbol mas estetico del mundo, yo no creo que haya habido una conjura anti Chelsea, es que la cosa se resume asi, si no atacas y te defiendes, quiza ganes, Si atacas al barza, probab te goleen

Es dificil, x el lado de la estetica, El chelsea si bien contraresto el super ataque (leccion mas que tomada x el espectante FErgusson, DT del Manchester, ) tampoco hizo goal!!! que es lo que cuenta... y ni que decir del Barza, despues de tantas cosas feas, alguna vez le tenia que salir una, despues de la goleada al Real, del pase al ultimo minuto tras gol de Iniestas, y despues de poder campeonar, y ver como le aguaron la fiesta al ultimo minuto, pues QUE SEMANA!!!!

No se si ganaran las 3 competiciones, yo creo qeu lo merece, pero El PEP me parece un D.T. de gran futuro, pero bien predecible para un viejo Zorro de la talla de FErgusson., se juega Estica de toque, Vs Estetica de dinamica, gambeta y habilidad (Messi) Vs Gambeta en Velocidad (C.Ronaldo), etc, etc,... LLegan los mejores, y espero se vea un gran partido...

Comparto las opiniones de Cruyff, tacito creador del pensamiento Cule, y del gran periodista Jorge Barraza.

Chau.


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lunes, 11 de mayo de 2009 0:28 Johan Cruyff
El lógico peaje del cansancio
Es normal que un equipo que llega vivo al final de tres competiciones acuse tantos kilómetros y tantas emociones. Con la Liga casi cerrada, toca centrarse en la Copa del Rey y en la Liga de Campeones.
Una lástima, nada más. Probablemente, después de dos encuentros formidables para el barcelonismo quedaba solo rematar la faena en el Camp Nou pero, una vez más, el fútbol nos ha demostrado que los pequeños detalles te acaban matando. Para el Barça, esto solo es un retraso en su fiesta, pero que les pregunten a los del Chelsea cómo se encuentran en estos momentos.Seguramente el Barça no ha tenido un partido tan fácil y controlado como este contra el Villarreal cuando iban 3-1 en el marcador. Pero para un equipo al que los kilómetros, las emociones y el cúmulo de partidos se le empiezan a notar, cualquier error lo acaba pagando. Era un partido para cerrarlo, no lo hicieron y el Villarreal se metió por un agujero donde nunca pensó que podía colarse.Da lo mismo si el penalti lo era o no, da lo mismo si el gol anulado a Xavi era o no legal. Se retrasó el alirón, sí, pero esto no ha de descentrar al Barça, que sabe que la Liga está cerrada y que sus objetivos se centran en la Copa del Rey y la Champions. Objetivos que deberá alcanzar sin la inestimable ayuda del lesionado Iniesta. Nos faltó Márquez en el campo del Chelsea y nos faltará ahora Andresito, quizá incluso en la final europea, pero el Barça está aún capacitado para ganar.Es lógico que cuando afrontas el último mes de competición obligado a jugar un partido cada tres días, y todos ellos auténticas finales, corras el peligro de ir perdiendo jugadores, bien por sobreesfuerzo, cansancio, golpes, lesiones o, incluso, por tarjetas. Cuando se llega al final aspirando a tres títulos, es un peaje que suele pagarse.Que jueguen todosEl Manchester United presentará recurso por la tarjeta a Fletcher y el Barça hará lo mismo con Alves y Abidal. ¿Mi opinión al respecto? Perdonaría a los tres. Y lo haría porque ninguno de los tres hizo nada feo ni peligroso. Porque todo futbolista contempla dos sueños en su vida: jugar la final de una Champions y la final de un Mundial. Y porque el reglamento dirá una cosa, pero por encima está, o debería de estar, su interpretación.¿Fletcher? No hizo daño a nadie. Falta, como mucho. ¿Abidal? La suya no fue ni falta. Nada de malicia. ¿Alves? Castigado por saltar con exceso de brío ante un rival. Se podría interpretar que fue por reincidencia, pero en ninguna falta hubo mala fe.Estás disputando un cara o cruz. O pasas o caes. Y para llegar a una final, la gente puede pasarse de la raya. No fue el caso de Fletcher, Abidal y Alves. Y si de verdad crees que has de sacarles tarjeta, amarilla o roja, adelante. Durante el mismo partido ya penalizas por ellas. Pero si llegas a la final, que todos pasen limpios si no ha habido mala fe. Y a la grada, claro, el que sí haya hecho algo feo. Una cosa es perderte una final por lesión. Pero por tarjetas, si no es una roja flagrante, es absurdo. La UEFA debería hacer una interpretación más futbolera del reglamento.Para cerrar de una vez el Chelsea-Barça, una última cosa que me interesa mucho explicar. Si en mi análisis del partido publicado en EL PERIÓDICO alguien interpretó que criticaba a Hiddink, nada más lejos de la realidad. Porque le tengo demasiado respeto. Porque es muy amigo mío, y porque creo tener la costumbre de no hablar de forma negativa de nadie.Admiración por HiddinkLo que ha hecho Hiddink allí donde ha estado, ya sean selecciones o clubs, es admirable. Mi opinión sobre él no variará ni un ápice por el hecho de que el Chelsea haya utilizado sus armas para tratar de imponerse al Barça. De hecho, casi lo consigue. Si una virtud tiene Guus es la de ver, analizar lo que dispone y tomar un gran número de decisiones correctas. Ha estado en demasiados sitios como para no reconocerle esta capacidad de adaptación y sacar la máxima ventaja de los suyos. Que luego surja Iniesta y marque en el minuto 93 es ya suerte. O el premio para el que lo ha buscado hasta el final.Lo mejor de tener en tu mano la posibilidad de conquistarlo todo es eso, que te has ganado el derecho a estar en las finales. Ganarlas es otra historia. Lo verdaderamente grande, lo que tiene un mérito enorme, es llegar a ellas de la forma como has llegado.Aplaudiré igual al equipo y a sus técnicos y colaboradores con o sin victoria final. La Liga es el premio a la constancia; la Champions es lo más grande, pero a la Copa le tengo un cariño especial. El formato que se utiliza en España es equivocado porque debería estar abierto a las sorpresas. Y eso lo obtienes a partido único. Aquí solo ocurre en la final. Y a 90 minutos puede ocurrir de todo. El Barça es el favorito, pero eso no te da nada. Sabes que tendrás que ganártelo y que el Athletic presentará batalla. Porque es un equipo de batalla. Y a un partido te sacará cosas, un plus por parte de todos, que en la Liga, con tantos partidos, no puede exhibir.



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jueves, 07 de mayo de 2009 3:57 Johan Cruyff
Premio al que lo intentó
Al equipo de más calidad del mundo le faltaba ganar con algo de épica. Y ganó una semifinal europea, que no está nada mal. Y lo hizo, sí, en el minuto del más allá. Con gran zapatazo de Iniesta, ese niño, ya no tan niño, que nos encanta a todos y por el que todos los barcelonistas sentimos un cariño especial. No nos engañemos, no nos salió el mejor partido del mundo, pero fue la victoria más trepidante, sí.1 Los árbitros, los dos, peor imposibleEs cierto que cuando somos entrenadores, tratamos de no hablar de ellos. Es cierto que, cuando lo hacemos, no nos sirve de casi nada. Pero ahora, desde muy fuera, puedo decir que los dos árbitros de esta semifinal han sido, con diferencia, lo peor de los dos partidos. El noruego Henning Ovrebo estuvo anoche tan mal, tanto, como lo estuvo hace una semana, en el Camp Nou, el alemán Stark. Una cosa tengo clara: son malos y, por tanto, nada obedece a consigna alguna. Son malos, y punto.En el Camp Nou, Stark permitió el juego duro, rácano, la pérdida de tiempo del Chelsea. Se lo toleró todo. Y, encima, le birló un penalti a Henry. Ovrebo, anoche, expulsó injustamente a Abidal, que ni tocó a Anelka. Pero hizo mal, fue incapaz de ver el penalti de Piqué y, como mínimo, de otros medios penaltis debería de haber acabado señalando uno.Es evidente que una semifinal de esta intensidad, de este coraje y lucha no merecía dos arbitrajes así.2 Castigo al fútbol más rácanoTe puede gustar o no. Es evidente que a mí no me gusta. Pero es un estilo, una forma de jugar y, sobre todo, una manera de enfrentarse al Barça. Sé, lo sé, que Hiddink tampoco es partidario de ese juego, pero está convencido de que es el único posible ante la superioridad posicional y técnica del Barça. Lo hizo en el Camp Nou y lo repitió en su estadio. Si tratas de jugar al Barça, te mete seis. O siete. Te destroza.Pero fue precisamente esa racanería la que acabó matando al Chelsea. Porque los ingleses jugaron igual de mezquinos (aunque las mejores ocasiones fueron suyas, sí) contra 11 que contra 10. Es más, cuando el Barça se quedó en inferioridad (restaban aún 25 minutos), Hiddink cambio a Drogba. No buscó la sentencia; pensó que había ganado. O que ya no había peligro. Erró.Si contemplas los dos partidos, si repasas los 180 minutos, te das cuenta de que a Roma viajará el único equipo que ha jugado al fútbol y ha hecho méritos suficientes para contar con la oportunidad soñada.3 Y, al final, la suerte de los campeonesLo haces todo para ganar. Para ganar sobradamente. Pero necesitas, ¡cómo no!, un golpe de suerte para clasificarte, para ser el mejor, para lograr el billete a la final. Justo cuando estas fuera --recordé Kaiserslautern, sí--, justo cuando no te ha salido el partido soñado, justo cuando has dominado el balón, te has apropiado de él, pero no has creado ocasiones, ni siquiera has disparado a puerta, justo cuando no has estrenado al meta rival, justo en ese instante, ¡zas!, aparece el zapatazo a la escuadra. Y ese zapatito es del más modesto, de Andresito, de quien menos, o no, te lo esperas, de quien te crees que chuta más suave y colocado. Nada de eso. Ese zapatazo sonó en toda Catalunya, en toda Europa. Así es Iniesta, presto siempre al rescate.
Temas: ,,,,


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EL RUGBY SE APOYA EN NOVEDOSOS RECURSOS
La injusticia no es folclor
Los penosos fallos del Chelsea-Barza reactivan la polémica: ¿es necesaria la tecnología para dirimir algunas jugadas dudosas? El columnista cree que sí

Por: Jorge Barraza Periodista
Una sensación agridulce invade nuestros paladares. Lo que debió ser una ancha sonrisa mutó finalmente en rictus. Los hinchas del buen fútbol celebramos la estética y generosidad del Barcelona, su mensaje refrescante, la valentía de su estilo. Gritamos el heroico gol de Iniesta y nos alegró que arribara a la final europea del 27 de mayo. Molesta el cómo.
Chelsea, con armas limpias y una marcación ajustada, severa aunque reglamentaria, le encontró la vuelta para anularlo en los partidos semifinales. Y su arquero Czech casi no tuvo trabajo, ni en España ni en Inglaterra. Perspicaz como se ha mostrado en toda su carrera (por algo es un coleccionista de triunfos), Guus Hiddink le escalonó gente a las fuentes de alimentación de fútbol del Barsa; Xavi, Iniesta y Messi. Y le cortó la luz eléctrica. Quedó a oscuras el cuadro azulgrana.
Lo que debió ser un triunfo poco romántico, pero claro del Chelsea, se transformó en empate por obra de los milagros del fútbol. Y esencialmente por el desastroso desempeño del árbitro noruego Tom Henning, quien ignoró, mínimo, tres penales favorables al equipo de Drogba. Pasó el Barsa. Que ha hecho un magnífico torneo y merecía la final. Pero, como escribe certeramente El Veco, en cruces eliminatorios los méritos de cuartos de final no cuentan en la semifinal.
El mundo quedó perplejo ante el espectáculo que significa no concederle tres penales nítidos a un mismo equipo. “Si este juez vuelve a dirigir algo más importante que un Sub-13 habrá que hablar muy mal de la UEFA”, escribió el periodista Matt Dickinson, del The Times. La prensa británica reclama cinco penas máximas, incluyendo dos faltas a Drogba entrando al área. Y no negamos ninguna. No obstante preferimos centrarnos en tres: una mano enorme de Piqué que no puede considerarse casual; un brazo de Eto’o que vio venir el pelotazo y buscó cubrirse el rostro (¡este en el minuto 95…!) y un agarrón gigantesco de Dani Alves a Maloudá un metro dentro del área; el juez lo sancionó fuera.
La sensación de estupor, de vacío que deja un despojo arbitral es escalofriante. Y en esto no está envuelto el Barcelona. Incluso descreemos de las teorías conspirativas. Simplemente, el réferi noruego Tom Henning se equivocó mucho. O es malo.
No basta con hacerles pruebas físicas y ponerles auriculares a los jueces, tampoco con darles cursos ni enseñarles inglés. Todo eso está bien, pero no alcanza. Los réferis deberían ser sometidos a exámenes intelectuales y de fútbol, para saber si son despiertos y si conocen del juego. Si un individuo no puede divisar tres penales clarísimos en un mismo partido no está para una semifinal de Champions League, partido que vieron más de mil millones de personas. Por más estado físico que tenga.
Las reglas del juego son maravillosas, perfectas casi. Y el fútbol está hecho de tradición, un componente decisivo de su popularidad. Sin embargo, todo es susceptible de ser mejorado y corregido. En la era tecnológica, el fútbol se niega a subirse a la tecnología.
El rugby, un deporte en franco crecimiento popular y comercial, adoptó hace pocos años el utilísimo y revolucionario video ref. Es sencillo: un asistente del árbitro, dentro de una pequeña cabina al costado del campo, mira el juego a través de un televisor. Si advierte una situación anómala avisa al juez mediante un dispositivo que funciona como un vibrador y que el colegiado lleva en el brazo.
Se utiliza exclusivamente para situaciones de try (equivalente al gol), pues las montoneras son tan nutridas que a menudo no alcanza a distinguirse si un jugador efectivamente apoyó la pelota en el césped, o si lo hizo detrás de la raya. Un try mal concedido puede cambiar un resultado, inclusive en la mismísima final del mundo. “Es una fantástica ayuda, no hay que olvidar que uno está administrando justicia”, comentó el arbitro internacional de rugby argentino Pablo De Luca. “Igual -agregó-, el juez es quien tiene la última palabra”.
Como futboleros ortodoxos, al principio nos opusimos al novedoso sistema. Una vez que lo vimos nos pareció extraordinario. El juego no se para más de 45 segundos o un minuto (a veces en el fútbol se pierden tres o cuatro con un lesionado).
Sería magnífico aplicarlo al fútbol y que cada equipo tuviera el derecho de pedir dos video ref por partido, uno en cada tiempo. No desnaturaliza el juego, no le quita emoción ni continuidad, lo mejora. Tom Henning hubiera reconsiderado algunos de sus fallos erróneos.
El rugby escapó a las polémicas gracias a esta innovación. Las altas esferas del fútbol dicen que “las polémicas forman parte del folclore del juego”. Es un pensamiento bastante fresco: la injusticia no es folclore, es injusticia.

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ENTRE HENRY, ETO’O Y MESSI HAN MARCADO 68 TANTOS
Histórico escarmiento
El 6-2 que le propinó Barcelona al Real Madrid el sábado pasado es una verdadera lección de buen fútbol. Con Xavi e Iniesta como directores de orquesta, el equipo de Guardiola también podría mandar en Europa

Por: Jorge Barraza
Faltó la orquesta, baile hubo. 6 a 2 y a domicilio es una tunda de esas que pasan dos por siglo, sobre todo en un clásico entre gigantes. Es también una palizota inolvidable de la humildad sobre la arrogancia, porque el Barza nunca alardeó pese a su buen fútbol, a su estado de gracia. Y el Madrid no es justamente la modestia hecha club. Cacareaba hasta yendo 8 puntos abajo. El cliché de que “el Madrid debe ganar todo siempre” deberá archivarse hasta la temporada siguiente. Y ahora que se les escurrieron todos los torneos lidiará contra rumores y malhumores.
En Marca.com el 85% de los internautas madridistas eligió este infrecuente 2-6 como “la peor derrota de la historia”. La única ventaja que otorga este superclásico atípico (el único que no confronta dos clubes de la misma ciudad) es que pueden caminar tranquilos por Madrid a salvo de ironías barcelonistas. Claro que están los del Atlético, cebados por años de cargadas de parte de los merengues.
Son muchas cosas este sensacional 6-2 del Barcelona: paliza, demolición, escarmiento, baile, toqueteo, humillación, floreo, estropicio.
Pero, esencialmente, es el triunfo del fútbol razonado sobre el fútbol alocado. El Madrid no tiene transición entre defensa y ataque. Mata o muere: es todo vértigo. Y, ante un rival sólidamente plantado, tan convencido de su estilo, el arrojo, la intrepidez y acaso la imprudencia se pagan con la derrota. Hasta con la vergüenza, como en este caso.
También están sus increíbles fallos. En el gol de Puyol, el autor cruza 90 metros de área a área para ir a buscar el centro. Y luego cabecea solo. Le faltó avisar por teléfono que subía. Aun así, nadie lo tomó.
Los ojos del mundo están posados en el triunvirato de punta: Henry-Eto’o-Messi. Han marcado 68 tantos entre los tres. Y son indiscutibles, letales. Pero el gran secreto del Barza está en la media, en la dupla que ejerce la comandancia de toda esta fiesta de color y entusiasmo que representa el Barcelona: Xavi e Iniesta. Ellos aportan la partitura y dan la orden tácita de tocar y tocar hasta quebrar al adversario. Los nueve restantes acatan.
Son los portadores de la idea del entrenador de monopolizar la posesión de la pelota y los encargados de plasmarla en el césped. Porque sistemas hay muchos, se necesitan intérpretes capaces de llevarlos a cabo. Todos quieren tener el balón, pocos pueden. Xavi e Iniesta enarbolan la bandera; a ellos se suma Messi en la endiablada triangulación, en el toque que enloquece, descontrola al rival y da seguridad al propio equipo, en el tictac que va desgastando y generando huecos que entonces sí aprovecharán los de punta.
Este triunfo nos importa a todos porque transmite un mensaje: el fútbol bien jugado es ganador. El que parte desde la cabeza y llega a los pies, no al revés. El concepto es antiquísimo: ejercer el control del juego por medio de la tenencia. Rotar, desmarcarse y ofrecer opciones de descarga para reducir las posibilidades ofensivas del rival, alterar sus nervios (no hay mayor castigo en fútbol que no entrar en contacto con la bola), y, cuando se presenta la distracción, cambiar de ritmo y asestar el golpe.
Messi está evolucionando extraordinariamente. Forma parte de ambas trinidades: la del medio, que toca y desequilibra, y la de arriba, que ejecuta. Convierte y asiste. Y ya no está únicamente recostado por derecha, como un insólito wing derecho zurdo. Se lo ve con mayor tránsito por todo el ancho del campo. A los 21 años, con su seriedad y profesionalismo, se puede esperar mucho más de él.
Seis jugadores de la selección campeona de Europa (Casillas, Sergio Ramos, Xavi, Iniesta, Puyol y Piqué) y una decena de figuras internacionales (Henry, Eto’o, Cannavaro, Messi, Higuaín, Robben, Raúl, Dani Alves) compusieron un festival que ya entró en los anales del fútbol. Otra lectura: cuando hay solistas de tal calidad se pueden armar orquestas y festivales como estos.
Imagino al barcelonismo. Como hincha, uno pasa la vida esperando una tarde de estas. Y acaso no cree que finalmente se dé. Esto redime 50 años de angustias, desencanto y fidelidad, de lluvias y fríos, de broncas y amarguras. Solo el fútbol puede proporcionar tanto éxtasis. El barcelonismo siempre apoyó la sensibilidad artística del juego. Lo merece.
Londres. El técnico del Barcelona, Josep Guardiola, aseguró ayer que el delantero Thierry Henry es “seria duda” para enfrentar hoy al Chelsea en Stamford Bridge. Guardiola aseguró que esperará al francés hasta esta mañana. “No hay lugar para experimentos. Experimento sería jugar con alguien del filial o de otro equipo, pero todos los que hay llevan entrenando con nosotros desde el principio de la temporada”, subrayó.

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