Esta suerte de Precursor del futbol moderno, tiene una importacia fuera del extraordinario Rey del futbol que fue, puesto que aplico lo aprendido en un extraordinario club como el Barza, le dio su "plus" se hizo Vasco, adopto una cultura y sembro el germen del Pep guardiola y obviamente de Messi, quien hoy mas que nunca lo definiria como El Rey de una quinta como DiStefano, Falso 9 como Pele, Talento Maradoniano y con la dinamica de Cruyff... sin dejar de reconocer que es el menos creador de los otros 4 reyes... Es mas tocador y definidor...
Pondre un par de semblanzas mas de Cruyff y de Jack REynolds quien fue el mentor de Rinus Michels, Mentor a su vez de Cruyff, el cual es mentor de Guardiola.
Ciao
Ramon.
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El espejo del mundo
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Qué es más importante, ser el primero en hacer algo y que pase desapercibido, o ser el primero en difundirlo? ¿Vale la pena innovar si resulta que en otra parte, poco tiempo después, alguien llega a las mismas conclusiones… pero con la opción de mostrar a todo el mundo el descubrimiento? Cabe suponer que el inventor original del pressing, Victor Maslov, tendría algo que decir al respecto, porque en esencia esto es lo que pasó cuando, entre 1965 y 1974, Rinus Michels dirigió primero al Ajax de Ámsterdam y luego a la selección holandesa de fútbol.
Antes de iniciar el ensayo, cabría hacerse una idea de la situación deportiva, pero también política y social, de los Países Bajos en los años sesenta. Holanda era una nación, futbolísticamente hablando, intrascendente. El profesionalismo llegó en 1954: hasta entonces, el fútbol neerlandés no había recibido apenas influencia foránea desde que Pim Mulier importase el deporte en 1879. Entre 1880 y 1920 se fundaron y popularizaron clubes como el Feyenoord de Rotterdam, el Ajax de Ámsterdam o el PSV Eindhoven, pero el intercambio con otros países en ese periodo fue escaso, y casi podría decirse que el balompié neerlandés vivió aislado del resto del mundo. Es representativo que cuando se enfrentaron Holanda e Inglaterra en 1948, los primeros aún jugaran con el arcaico 2-3-5 que había imperado en los inicios del deporte.
En términos sociales, el país estaba cambiando. De ser una nación pequeña y aburrida, tierra gris robada al mar, Holanda evolucionaba construyendo una sociedad multiétnica y cosmopolita. El movimiento de los provos era la demostración más radical del cambio, pero en absoluto la única: no sorprende que, en 1969, John Lennon y Yoko Ono decidiesen celebrar su peculiar luna de miel en Ámsterdam. Es lógico, pues, que en ese contexto se gestaran revoluciones… no sólo culturales, sino también deportivas.
Jack Reynolds
Los orígenes del cambio futbolístico, no obstante, se remontan unas décadas atrás, hasta 1945. Fue en ese año cuando el inglés Jack Reynolds, considerado el “padre” del fútbol holandés, volvió por tercera y última vez al banquillo del Ajax de Ámsterdam: allí tuvo como discípulo a un delantero joven, alegre e imaginativo, que respondía al nombre deMarinus “Rinus” Michels, y a quien sus métodos influenciarían sobremanera. Al cabo de unos años, Reynolds cedería el testigo a Vic Buckingham: el ex futbolista británico había militado, entre otros, en el Tottenham, y aseguraba que “el kick and rush es demasiado arriesgado: la clave del fútbol es la posesión”. Aseveración que puede parecer paradójica, pero que casó fácilmente con la concepción holandesa del juego, poco marcada por el estigma ultracompetitivo de otros países y basada en el pase corto, a diferencia de otras culturas.
Buckingham entrenó al Ajax en dos periodos: el primero, entre 1959 y 1961, terminó con una Liga holandesa en las vitrinas del club de Ámsterdam; el segundo, aunque menos exitoso, se demostraría clave en el futuro de la entidad. Corría la temporada 1965-66, el equipo sufría y se acercaba peligrosamente a la zona de descenso, y la directiva se vio obligada a sustituir al entrenador. El elegido fue el antiguo pupilo de Reynolds y del propio Buckingham, Rinus Michels, que se había retirado del fútbol en 1958. Marcado por la metodología de Reynolds, Michels pasó de ser un futbolista desenfadado a un técnico que priorizaba ante todo la disciplina. Su obsesión provocaría choques con algunos de sus pupilos (le apodaron de generaal, “el general”), pero sería esta disciplina colectiva la que, combinada con la genialidad individual de sus jugadores, llevaría sus equipos a la cima del fútbol mundial.
Rinus Michels
Los inicios de Michels en el Ajax fueron prometedores, pero difícilmente se podrían haber imaginado entonces los logros posteriores: su primer cambio fue el paso de la formación en W-M, ya obsoleta, al 4-2-4 que era tendencia en el fútbol del momento. Michels potenció una generación de delanteros inicialmente formada por Piet Keizer, Sjaak Swart y Henk Groot, con la estrella ascendente de un joven Johan Cruyff: sin embargo, la construcción de su equipo de leyenda comenzaría después… y desde atrás.
El primer paso fue el fichaje de Velibor Vásovic, procedente del Partizan de Belgrado, para reemplazar al capitán y defensa central Frits Soetekouw. El movimiento levantó polémica, pero representó el auténtico tiro de salida para la nueva escuadra a nivel humano. A nivel táctico, el empate a tres en la temporada 70-71 con el Feyenoord de Ernst Happel (que se proclamaría campeón de Europa poco después) demostró de forma práctica que el 4-2-4 presentaba graves problemas a la hora de replegar. Michels reaccionó siguiendo el movimiento de Happel, retrasó a un delantero… y pasó a jugar con en el archiconocido 4-3-3, santo y seña del Ajax y de la Oranje durante años.
Vásovic, por su lado, demostró ser una pieza clave en la evolución del equipo: su habilidad a la hora de sumarse a la media en conducción significó que el Ajax podía pasar fácilmente del 4-3-3 al 3-4-3, disponiendo así de superioridad numérica en el centro del campo. Al principio, sus propios compañeros veían ese movimiento con cierta reserva, pero finalmente se acostumbraron a seguirle, y la línea defensiva empezó a adelantarse de forma coordinada. Mientras, la agresividad de otro futbolista y su capacidad para perseguir incansablemente a los rivales, incluso muy adentro del campo rival, daba alas al equipo a la hora de salir y cerrarle espacios al rival. Este jugador era Johan Neeskens, y su aportación permitía, en suma, realizar una presión adelantada.
Johan Cruyff
El toque final lo iba a dar el propio Michels, como no podía ser de otra forma. De la Finalde la Copade Europa de 1967 entre el Celtic y el Inter se extraía una conclusión, y es que las defensas que acumulaban gran cantidad de efectivos sólo podían ser contrarrestadas con ataques masivos. Michels tomó buena nota de ello, y decidió desarrollar métodos para superar este tipo de estrategias defensivas. Dándose cuenta de que la sorpresa desorientaba sistemáticamente a los zagueros, el entrenador ajaccied empezó a animar a sus futbolistas a intercambiar posiciones, a permutar y aparecer en zonas que originalmente no les correspondían. Con este ajuste nacía el juego de posiciones que definiría el fútbol moderno, donde es la zona y no el futbolista individual lo que determina el rol del jugador en cada situación: y como en ese momento, a toda innovación holandesa se le asignaba el calificativo Total (Arquitectura Total, Energía Total, Urbanismo Total), esta nueva forma de jugar al balompié recibió el apodo de totaalvoetbal, Fútbol Total.
Los métodos de Michels producían, no obstante, un gran desgaste, especialmente en las relaciones con los futbolistas: su método autoritario le granjeaba en ocasiones la antipatía de aquellos con quienes trabajaba, y no es extraño que una combinación entre éxitos y malas relaciones con la plantilla le llevaran, en 1971, de Ámsterdam a Barcelona. Su testigo en el Ajax lo recogió el rumano István Kovács, técnico de menos calado que se limitó a prolongar la herencia de Michels. Kovács tuvo el mérito, eso sí, de conseguir mantener al equipo en todo lo alto hasta 1973, poco antes de que la gran estrella de la escuadra, Johan Cruyff, hiciera las maletas hacia el FC Barcelona para acompañar a Michels en su periplo. Ambos tuvieron también tiempo para liderar, cada uno en su rol, la selección holandesa enla Copa Mundial dela FIFA de 1974… y el resto es historia.
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CRUYFF El dueño del fútbol
Pasa como una centella, saltando patadas en el camino, la toca con la izquierda, luego con la derecha y cambia nuevamente de dirección. De repente, se frena y, espalda recta, estático, otea el horizonte, cuero contra cuero, y pasa la pelota mientras, con ademanes de general en gran batalla, ordena a sus compañeros lo que han de hacer a continuación. Genio. Figura. Único: Johan Cruyff.
Votado como mejor futbolista europeo del siglo XX, aquel chico flaco, cuyo confeso ídolo era el argentino Alfredo Di Stéfano, se adueñó del fútbol europeo en un par de años desde su debut. En su primera temporada como titular habitual, el Ajax ganaría la liga, y como preámbulo de las tres Copas de Europa que conseguiría de formas consecutiva desde la 70-71 a la 72-73, sólo tres temporadas después de su ascenso al primer equipo, llevó a su equipo a disputar una final de Copa de Europa. La revolución había empezado, y la leyenda que ocuparía el trono que había dejado Di Stéfano, ya se estaba forjando.
El resto, lo sabemos todos. Los tres Balones de Oro, su paso por el Barcelona, como jugador y como técnico, su mundial 74’y la derrota en la final – ¿Qué es más bello que un gran ganador? La caída de un coloso – , la negativa a jugar el mundial 78’, su vuelta al Ajax y su carrera como entrenador, pero ¿Qué es Johan Cruyff, el futbolista? La respuesta a esa pregunta es complicada.
Para empezar, hay que aclarar que Cruyff era delantero, no centro como el finísimo Van Basten, sino un segunda punta como lo es hoy Lionel Messi y, además, como el argentino, desarrolló lo mejor de su fútbol jugando como falso delantero centro. Cruyff partía de ahí, y llegaba a todos lados. Su influencia se proyectaba a todo el campo y, no, no se trata de un recurso literario. Cruyff, salvo quizá su propia área, dominaba el resto del terreno de juego, y su elegante juego pisaba los tres carriles desde la frontal de su campo propio hasta el área chica rival. Cuando uno, acostumbrado al fútbol de hoy, se sumerge en fútbol de ayer, y ve a Cruyff por primera vez, el choque es inmenso e inmediato. El futbolista total asoma, hipnotiza, alegra y sorprende.
¿Cómo defender un futbolista así? Los límites de la influencia de Cruyff simplemente no existían. La marca personal como la que intentó, a medias pues sólo se dio en campo alemán, Vogts durante la final es estéril. El conocimiento del juego por parte de Cruyff es infinito y ante un caramelo así, el ‘Flaco’ elimina siempre al contrario de la jugada, con algún falso desmarque, o bien se lo saca de encima desde su cambio de ritmo. La marca al hombre es inviable y, la marca en zona, al ser su campo de influencia tan vasto, deja siempre lugar a que el genio reciba con espacio. Si Cruyff recibía, su poderío individual era tan grande que plantaba a su equipo en el último tercio de cancha en un par de segundos, tal y como se evidencia en los primeros once minutos del vídeo.El primer paso de Cruyff bien puede ser el más rápido de la historia. Mientras el ‘14’ ya ha culminado el segundo gesto técnico, el contrario apenas está reaccionando. Si bien su velocidad punta, al menos ya en el mundial, no era tan determinante como la de otros futbolistas, la aceleración de Cruyff, y su increíble cambio de ritmo, sumado a su excelsitud técnica y su incalculable talento, hacían de Johan un futbolista imparable e indefendible.
Pero el fútbol de Cruyff no se detiene en su dribbling endiablado y su amplia zona de influencia, basada en su gran conocimiento del juego. Cruyff es director de la transición ofensiva (Ver vídeo desde el minuto 16), ya sea marcando la dirección de la misma desde su posicionamiento en el campo, o bien siendo su ejecutor, y de la fase ofensiva de sus equipos. Además de su fenomenal conducción, Cruyff atesoraba dotes de futbolista cerebro. Cuando Holanda logra fases ofensivas posicionales alargadas, estas giran sobre Cruyff, su sentido y técnica del pase –Con ambas piernas y manejando toda la superficie de ambos pies-, y su inteligencia para crear líneas de pase en todo el campo contrario. Sumado a todo esto, la presencia de Cruyff en el partido era sinónimo de amplitud para su equipo (Minuto 11 hasta el minuto 16). El genio adoraba caer a banda, ya sea en la base de la jugada o en posiciones más adelantadas, para ser, primero, referencia de la transición ofensiva de su equipo, y, segundo, marcar diferencias en zona de aceleración, creando espacios en el medio, driblando defensores o incluso llegando a línea de fondo como un extremo natural. La versatilidad de Cruyff era inmensa.
No obstante, lo más especial de Johan no está en lo anteriormente citado, ni en su talento defensivo, que también lo tiene, sino en su capacidad para ser siempre solución a los problemas que afectan a su colectivo. Recapitulando, además de ser una fuente constante de ventajas desde su conducción endemoniada, su creación de líneas de pase y sus desmarques, ser sinónimo de profundidad y amplitud, y ser director y ejecutor de la transición y la fase ofensiva, desde su multitud de cualidades técnicas y su monumental fútbol, Johan tenía la virtud de detectar los problemas que tiene su equipo y darles solución. El fútbol de Cruyff era, en esencia, eso. El fútbol es, básicamente, un juego de estrategia, de plantear problemas y propones soluciones continuas durante 90 minutos. Dentro de un marco así, un futbolista como ‘Nummer 14’ es, sin duda, el rey; El dueño del fútbol. Este juego se entendía, y se entiende aún, desde los pies, los ojos y las directrices de Johan Cruyff.
¿Y cuáles eran esas soluciones que daba Johan? Aún en la amplitud y complejidad de su juego, cuando uno observa a Cruyff puede encontrar dos patrones que se repiten con más constancia que otros. Detectado el problema, y dentro de la vasta variedad de matices que se encuentran en diferentes partidos de fútbol, Cruyff, normalmente, decidía si pasaba de ser un argumento en la base la jugada, a ser el discurso en la base de la jugada, o bien a posicionarse, totalmente, como delantero centro.
Como 9, dorsal que usó más de una vez, Johan es la referencia absoluta (ver vídeo a partir del minuto 20). Si de falso delantero centro, Cruyff es el punto de referencia de la transición ofensiva, jugando de ariete esto se maximiza. Holanda pasa a un 4-1-4-1, directísimo, rápido y convierte el carril central de una autopista en la que se enfrenta un F1, Cruyff, a un montón de mini-karts, los defensas. Cruyff alarga la defensa rival, da profundidad a su equipo y les da oxígeno desde sus desmarques y la administración del frente de ataque: Holanda siempre tiene una vía para salir hacía adelante. Ya con el balón en su poder, Cruyff se enfrenta a los dos centrales y, a lo sumo, al mediocentro rival. Los laterales fijados por Rep y Rensenbrik están fuera de combate. Muy pocos defensores contra el genio, la adrenalina sube exponencialmente y la sensación de miedo recorre el cuerpo de los defensores y el portero. Tienen dos esperanzas, que Cruyff falle en la definición, poco factible, o aguantarlo lo suficiente para que la ayuda llegue. Por último, hay que hacer mención a sus desmarques de ruptura. Cuando Cruyff se desmarcaba, el movimiento era tan claro que si los defensas, todos, no lo seguían, era la muerte, como, por ejemplo, le pasó a Argentina en aquél famoso gol.
Por otro lado, aparece la opción de Cruyff en la base de la jugada (ver vídeo desde el minuto 23). Antes de continuar es preciso recordar que Cruyff es el falso 9 del equipo y que, ante problemas que su colectivo afronta, se hace común verlo aparecer en la base de la jugada (La última jugada del vídeo es paradigmática en este sentido), bien para aclarar el pase, bien para ser el mismo quién ejecute la salida, ya sea como mediocentro, lo más normal durante el mundial (En el partido contra Argentina, Johan se pasa casi todo el partido como mediocentro y desde allí desborda y domina al rival), e incluso de líbero, sin desentonar nunca y siendo capaz de dominar el partido desde la base. Su zona de influencia era, sin exagerar, todo el campo.
Quiénes lo vieron jugar cada domingo dicen que detrás de esa forma de conducir el balón tan característica, como si estuviese bailando ballet, y sus acrobacias en el área, se escondía un futbolista dictatorial, que jugaba sólo cuando quería. La verdad de dicha acusación, sin embargo, produce indiferencia cuando el partido empieza y Cruyff se apodera de lo que ya era suyo, el fútbol.
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