lunes, 27 de mayo de 2013

Bayern Campeon de Europa

Y a la tercera va la vencida, el 2010, llegó y el defensivo Inter de Mou, se tiró atras y a punta de contragolpes lo vacunó, el 2012 tambien llegó y fue algo mejor que el Chelsea, que si bien fue el campeon más feo de los ultimos que se recuerde, tuvo un corazon grande y un Drogba de oro.

Tuve miedo, tuve reparos, de las ultimas finales de equipos de un mismo pais, solo fue buena la del Valencia Real Madrid, las otras dos, de equipos Italiano e Ingleses fueron super malas.

Esta vez los Alemanes dieron la hora, e hicieron un partido de altisimo nivel tecnico


Digno el Borussia, ya se esa vaina que los segundos puestos no se celebran, pero es que la diferencia Real entre el Goliath y el David Aleman eran tantas, que Klopp, emparejo todo a punta de táctica, y como? pues en base a pocesion y pressing, casi doblegaron al Campeon Aleman., el primer tiempo fue del Borussia, y el Segundo, si bien fue rectificado por el Bayern, la sensacion es que el Borussia jugo mejor.


Siempre lo sostuve, que le falló al Barza ante el Bayern? Pressing! y obvio q Messi estuvo lesionao, volvi a ver el Manchester Barza del 2011, y el Man, intentaba hacer lo mismo que Bayern, no lo conseguia poruqe el Barza se movía, era muy dinámico, obvio que perdian el Balón, pero el Manchester no podia contra atacar, pues el Barza recuperaba rápido, de ese funcionamiento táctico, este año no quedó nada, y se notó cuando perdian partidos tan estupidamente... bueno, volviendo al Bayer, en la segunda parte se volcó al ataque y el Borussia se quedo sin piernas., comenzó a llegarle y los amarillos se tienen que haber lamentado de todas las opciones que fallaron.

Al final, ganan, pues estaban a 5 del alargue por un error de la saga, Ryberi los apura y termina pasando entre 3 el balon a Robben, el cual Vacunó como se debe. Se sacó la saladera y campeonó quien era finalmente más equipo.

Gran papel el de Klopp, el dt revelación de este equipo., dicen que las finales se ganan, yo no creo eso, porque no soy vidente, pero una final se tiene que encarar tal como lo hizo Klopp...

Y me queda como enseñanza, que las famosas ligas de 2 no funcionan, osea, cuando los equipos se acostumbran a atacar y a que no los ataquen pasa lo que les pasó al Real y Barza... El Barza lo tiene muy en claro, sabe  que hacer...

Ciao


Ramon


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BORUSSIA 1 - BAYERN 2

Alemania suma su séptima Copa de Europa como país

De esta forma se sitúa como la cuarta nación con más 'orejonas' conquistadas por sus clubes, sólo superada por España (13) e Italia e Inglaterra (12).

EP
 
Alemania suma su séptima Copa de Europa como paísAmpliar
Philipp Lahm alza la Copa de Europa al cielo de Wembley. | Shaun Botterill
El Bayern de Münich ha conquistado su quinto título de Liga de Campeones tras imponerse en la final jugada este sábado en el estadio de Wembley al Borussia Dortmund (2-1) y sitúa a Alemania como el cuarto país con más Copas de Europa, en concreto siete.
Tras la oportunidad perdida el año pasado por el conjunto bávaro, al perder contra el Chelsea en los penaltis, los hombres de Heynckes han logrado la Copa de Europa doce años después de que el Bayern se impusiese en San Siro al Valencia también en la lotería de los lanzamientos de once metros.
Con este entorchado, Alemania deshace el empate que tenía con Holanda, y se coloca por detrás de España, líder con 13 títulos, y de Inglaterra e Italia, ambos empatados a doce coronas del máximo torneo.

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BORUSSIA 1 - BAYERN 2

El Bayern logra su quinto título e iguala con el Liverpool

El campeón bávaro había perdido sus dos anteriores finales, en 2010 en el Bernabéu ante el Inter Milán y en 2012 en Múnich contra el Chelsea.

EFE
 
El Bayern logra su quinto título e iguala con el LiverpoolAmpliar
Borussia Dortmund - Bayern Munich | Alex Livesey
El Bayern Múnich, que se ha impuesto hoy en la final de Wembley al Borussia Dortmund, logró su quinto título de la Copa de Europa-Liga de Campeones, con lo que iguala con el Liverpool inglés. El campeón bávaro había perdido sus dos anteriores finales, en 2010 en el Santiago Bernabéu de Madrid ante el Inter Milán y en 2012 en Múnich contra el Chelsea.
Su último título databa de 2001, cuando se impuso en Milán tras la tanda de penaltis al Valencia español. Los tres anteriores los consiguió de forma consecutiva entre 1974 y 1976 frente a Atlético de Madrid, Leeds United y Saint Etienne. El Real Madrid, que cayó en semifinales ante el Dortmund, es el equipo con más títulos, nueve, dos más que el Milan, mientras que en la tercera plaza están igualados el Liverpool y el Bayern.


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BORUSSIA 1 - BAYERN 2

Jupp Heynckes logra emular a Happel, Hitzfeld y Mourinho

El técnico del Bayern de Munich se ha convertido en Wembley en el cuarto técnico que gana la Liga de Campeones con dos equipos distintos.

EFE
 
Jupp Heynckes, técnico del Bayern Múnich, ha emulado en el estadio de Wembley a Ernst Happel, Ottmar Hitzfeld y Jose Mourinho y se ha convertido en el cuarto técnico que gana la Liga de Campeones con dos equipos distintos. Heynckes fue el entrenador que condujo al Real Madrid a la ''Séptima'' para poner fin a más de treinta años de sequía de títulos en la principal competición europea.
El veterano técnico alemán dirigió el equipo que capitaneaba Manuel Sanchis en la temporada 1997/98 y que se reencontró con la gloria continental el 20 de mayo de 1998 en el Amsterdam Arena, donde se impuso al Juventus Turín de Zinedine Zidane por 1-0 con un tanto del montenegrino Predrag Mijatovic. Ahora Heynckes, que perdió el año pasado esta opción al caer en la final, disputada en Múnich, ante el Chelsea inglés, puso broche dorado al final de su andadura en el club bávaro, sabiendo como entonces que no seguía, con la victoria en el duelo germano ante el Borussia Dortmund su segundo título.
El austríaco Ernst Happel, vienés considerado uno de los mejores técnicos de la historia del fútbol europeo, comenzó a hacerse un gran nombre como técnico en Holanda, donde llevó al ADO La Haya al título nacional y en 1979 al Feyenoord a su única Copa de Europa, tras derrotar en la final al Celtic (2-1) en San Siro. Continuó su periplo por España y Bélgica y Alemania, donde volvió a alcanzar la gloria con el Hamburgo, con el que obtuvo su segunda Copa de Europa en 1983 en el estadio Olímpico de Atenas ante el Juventus Turín (1-0).
Acabó su carrera, en la que también dirigió a la selección de Holanda, en el Tirol Innsbruck y falleció víctima de un cáncer en 1992. El alemán Hitzfeld (12 de enero de 1949, Lörrach), campeón olímpico en 1972 como jugador con la selección germana, estuvo muy vinculado al fútbol suizo en sus inicios como entrenador. Pero el auténtico éxito comenzó a vivirlo en el Borussia Dortmund, con el que logró la Liga de Campeones en la temporada 1996/97, ganada en Múnich ante el Juventus (3-1) de Zinedine Zidane.
Técnico de fuerte carácter y carismático, en 1998 pasó al Bayern Múnich, en el que estuvo seis años con el refrendo de títulos domésticos y continentales. El estadio Giuseppe Meazza de Milán fue el escenario de su segunda corona en 2001, esta vez al frente del cuadro bávaro, al superar al Valencia en la tanda de penaltis (5-4) tras acabar el partido con empate a uno. El portugués Mourinho, entrenador del Real Madrid hasta el final de temporada, fue el tercero y último que hasta la fecha ha ganado la Liga de Campeones con dos equipos.
El técnico de Setúbal (26 de enero de 1963) devolvió a la cima al Oporto en la campaña 2003-2004 y alcanzó su primer gran hito al vencer en la final, disputada en el AufSchalke de Gelsenkirchen, al sorprendente Mónaco por 3-0.
Luego pasó por el Chelsea londinense sin poder repetir ese momento de gloria continental, que reencontró en el Inter de Milán cuando, el 22 de mayo de 2010, venció en la final del Santiago Bernabéu al Bayern Múnich por 2-0 con un espléndido Diego Milito. Mourinho ese mismo día dejó de ser técnico del cuadro interista -de hecho ni siquiera volvió con el equipo a Milán- y fichó por el Real Madrid con el aval de sus títulos europeos y locales en busca de la ''Décima'' que no ha llegado.

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BORUSSIA 1 - BAYERN 2

Robben da la Quinta al Bayern

Un gol del holandés, que había fallado tres mano a mano, en el 88 hizo campeones a los de Múnich. El Borussia fue mejor al comienzo, pero se vio arrasado físicamente después.

Robben da la Quinta al BayernAmpliar
Los jugadores del Bayern levantan la Champions. | Getty Images
Se pondrá de moda lo alemán. Qué bien. Juegan así, como lo hicieron en esta final. Siempre mirando hacia la portería contraria, sin presionar al árbitro, con una tensión bien entendida y controlada. El fútbol también puede ser esto: sonrisas grandes y blancas de un señor mayor y de un tío joven. Y como vencer sólo lo puede hacer uno, la final se la llevó el que falló menos y el que acabó más fuerte.
El derbi alemán tuvo un portero enorme, un holandés que había sido errante y el final espectacular de lacarrera de un entrenador que ha ganado la Liga de Campeones con dos equipos: Heynckes se despide y quizá ganándolo todo. Seguro que de todo eso, de fútbol, vamos, hablaron los neutrales que se quedaron a ver un encuentro lleno de ocasiones, de pasión, de personalidad. Un partidazo.
Noventa minutos con mayúsculas que se fue escribiendo al ritmo que marcaba primero el Borussia. Los de la cuenca del Ruhr llegaron a Wembley como si fueran en tejanos, como uno de esos alemanes que llegan por casualidad y en una vieja furgoneta Wolkswagen: “Vamos a plantamos en este descampado”, parecían decir. Con camisas a colores y bambas gastadas, barba de varios días y una alegría que contagia, se plantaron en el área del Bayern hasta que, una hora después, ya no pudieron aguantar más, asfixiados.
Los del Bayern son los alemanes que aparcan sus toallas la noche anterior alrededor de una piscina en Mallorca. Esperan que les traten bien porque pagan. Heynckes decidió instalar en Wembley su estilo y su historia: construyendo desde atrás aunque les falte algo de calidad para hacerlo y, en ocasiones, ese sentido de la posición que permite construir superioridades (menos mal, Pep, hay todavía trabajo por hacer y margen de maniobra).
Durante el rato largo que el partido perteneció al Borussia, las ocasiones se sucedieron. Las avispas amarillas robaban balones y se lanzaban con furia y en masa al ataque, valientes, animados, con un ritmo altísimo, contentos de estar en Wembley: un reflejo del rostro habitual de su entrenador. Lewandowski, desde fuera del área y luego tras un giro que dejó atrás a Boateng, creo ocasiones de la nada. A Reus, Bender o Blaszczykowski les falto un centímetro. Pero Robben hizo de Robben: en la primera parte tuvo dos duelos con Weidenfeller que perdió el holandés. Es muy difícil influir en los momentos cumbres, pero también fallar siempre. Menos mal que su suerte cambió más tarde.
Los porteros, por su parte, retrasaron la conclusión del encuentro. Neuer paró con el pie, Weidenfeller hasta con el rostro. La cosa no acabó de definirse hacia el lado de los de Baviera hasta que se partió en dos, lo cual benefició el talento con espacios y la velocidad de Ribery y especialmente Robben que pasó del suplicio a lo sublime. Los dos se inventaron una jugada que acabó Mandzukic. Dante cometió un penalti que dio opciones a su rival con una chiquillada, pero Robben finiquitó el encuentro con un tanto que requirió dos gestos que serán legendarios: un primer toque que superara a Hummels y otro para desviar la dirección del balón, flojito y colocado. Esta final mereció, sin duda, la calidad de ese tanto y ese colofón.

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BORUSSIA DORTMUND | JURGEN KLOPP

"Quieren a nuestros cracks, pero esto no es un supermercado"

Jurgen Klopp recibe a AS después de ejercitar a sus hombres para el partido del sábado. Götze y Hummels parecen listos, como él. Está hambriento de Champions League.

¿El sábado le puede cambiar la vida?
No lo creo. Sabemos que tenemos un partido complicadísimo ante un rival que viene de eliminar a la Juventus y al Barça, además de haber ganado la Bundesliga y que es finalista de la Copa alemana.
¿Cómo lo está viviendo?
Con mucha ilusión. Hace cuatro años y medio nadie pensaba que podríamos estar aquí, tan arriba. Comenzamos una aventura con este grupo de chicos jóvenes y ellos están decididos a disfrutar en Wembley. Esa es nuestra gran baza.
¿Pase lo que pase, usted seguirá en Dortmund?
Seguro que hay otros sitios más bonitos, con más glamour y sol, pero Dortmund y el Borussia tienen algo especial.
¿Qué?
Que son diferentes al resto.
Usted comenzó como técnico en el Mainz.
Allí estuve ocho años y conseguimos llevar al equipo a la Bundesliga y con el tiempo a la UEFA, donde nos eliminó el Sevilla, que fue el campeón.
Y le llamó el Dortmund.
Sí. Tras un par de años buenos, conseguimos la Bundesliga por dos veces seguidas y ahora el reto es llevar la segunda Champions a las vitrinas del club.
¿No tuvo más ofertas?
Interés de otros clubes, sí, bastantes. El Hamburgo, por ejemplo. Ficharon finalmente a Bruno Labbadia, aunque me llamaron por tener algunas dudas. Me dijeron que era el entrenador necesario, pero el director deportivo me miraba raro. Vio cómo vestía, con mis tejanos y mi chaqueta de chandal, comprobó que fumaba y se declinó por Martin Jol. La colilla de ese cigarro debería estar en una vitrina: gracias a ella estoy ahora en Dortmund. Eso sí, también me llamó el Bayern.
Vaya...
Fue Hoeness el que descolgó el teléfono para tantearme. Fue sincero y aseguró que había otro candidato. Era la época posterior a Ottmar Hitzfeld. Le recordé que yo era un técnico que estaba entonces en la segunda alemana, pero cierto es que para el Bayern eso no es un problema.
¿Tan atrevido es con sus métodos de trabajo?
Pueden ser diferentes.
¿Puede poner un ejemplo?
Estando en Mainz decidimos hacer parte de una pretemporada en unas islas de Suecia, de las que no recuerdo el nombre. Lo que nunca olvidarán mis jugadores es que tuvieron que hacer ejercicios de supervivencia para poder comer.
¿Supervivencia?
Sí. Llegamos al sitio y sólo teníamos las tiendas de campaña para dormir. El resto era buscarse la vida. Con las canoas y divididos por grupos, los primeros que llegaban a la isla siguiente debían encontrar la leña para encender el fuego, hervir el agua...
¿Y qué comían?
Esa era la clave. Debíamos pescar para poder comer. Todo el día llovía y cuando salía el sol, ¡zas!, los mosquitos entraban en acción. No entiendo cómo la gente puede vivir en esos sitios. Mi ayudante me decía si era idiota por pensar ese tipo de acciones, pero el grupo entendió la metáfora: si queríamos hacer una buena temporada con el Mainz en la Bundesliga nadie nos iba a regalar nada y tendríamos que encontrar soluciones a los problemas. Volvimos a casa creyéndonos Braveheart.
¿Cómo es Klopp en el vestuario?
Busco el sentido común. Piense que los jugadores son tratados como superestrellas. No sólo en Dortmund o en Alemania, en todo el mundo, por lo que en el vestuario se generan preguntas y tú debes saber encontrar las respuestas.
¿Y su reto?
Pues mire, por encima de los títulos, deseo que me recuerden como un entrenador que siempre trató de mantener la luz encendida. No sé qué se vive en el vestuario del United, pero escuchar ahora a los jugadores del Manchester hablar de Sir Alex es el mayor trofeo que se llevará. Todos en el Dortmund saben que Klopp exige, que pide y les transmite que el fútbol sin diversión no es nada. Eso sí, allí dentro (señala el estadio), el que manda soy yo. Todos los integrantes del Dortmund debemos entender que somos unos afortunados y si alguien no lo ve así es que no se entera de nada.
¿En quién basó su modelo?
En Wolfgang Frank. Lo tuve de técnico cinco años en el Mainz. Fuimos los primeros en jugar con el 4-4-2 en Alemania. Captaba ideas de Arrigo Sacchi.
¿Aprendió mucho?
Vi unas 500 veces un vídeo en VHS de cómo debía moverse la defensa y eso me quedó, pero, sobre todo, comprendí que siempre hay algo que te puede hacer ganar a los equipos que supuestamente son mejores que tu equipo. Hasta ese momento, en nuestro fútbol, nadie había entrenado sin balón. Y eso nos lo aporto Arrigo. Sabíamos que nosotros no éramos Maldini, Baresi, Albertini o todos esos cracks, pero sí que analizamos que si aplicábamos bien el sistema, las cosas podían cambiar. Entonces íbamos en las últimas posiciones de la tabla, pero con las mejoras acabamos clasificados en cuarta posición.
¿Qué piensa de Mourinho?
Que es un tipo brillante.
¿Lo conoce bien?
Le he llamado y pude hablar con él alguna vez. Tal vez con la prensa no sea lo agradable que es en privado, aunque puedo entenderlo. Nuri Sahin me había hablado de él y con el tiempo me he dado cuenta de que no estaba nada equivocado.
¿Y de Guardiola? ¿Cree que realmente le hace falta a la Bundesliga?
¿Por qué no? Pep llegará a nuestro campeonato en el momento justo. Hace dos años hubiese sido imposible que aceptase una propuesta del fútbol alemán, pero ahora el reto para todos será brutal. Será el primer entrenador español en la Bundesliga y tener al técnico más exitoso de los últimos años suena muy bien.
¿Acierta Pep con el fichaje de Götze para el Bayern?
No creía que fuera a irse esta temporada. Fue un drama la manera de recibir la noticia.
¿Cómo lo recuerda?
Como si me hubiesen pegado dos tiros al corazón. Fue una sensación muy confusa. Después de eliminar al Málaga, al cabo de un día, estando en el campo de entrenamiento, se me acercó Michael Zorc, nuestro director deportivo, con una cara algo extraña.
¿Qué pensó?
No tuve tiempo a nada. "Hemos de hablar de una cosa", dijo.
¿Y su reacción?
Me fui. No quería hablar con nadie. Esa noche tenía que acudir con mi esposa (la escritora Ulla Sandrock) a un estreno de cine. Lo cancelé todo.
Menudo palo.
Con el paso de los días me fui recuperando hasta que convoqué a siete jugadores en un día libre para explicárselo todo y acabé comprendiendo que Mario, lo que quería, era estar a las órdenes de Guardiola.
¿También se puede ir Lewandowski a Múnich?
Mario y él deben demostrar el sábado si son futbolistas válidos para el Bayern, pero no sabemos nada de eso.
Con lo de Götze, ¿le pasó algo parecido con Kagawa?
Triunfará seguro en el United, no tengo duda alguna. Este año fue de transición. Es uno de los mejores futbolistas del mundo. El día que me dijo que se iba nos abrazamos y estuvimos 20 minutos llorando. Fue un drama, la verdad.
¿Se le pueden ir también Hummels o Gündogan?
Todo el mundo quiere a los cracks del Borussia, pero esto no es un supermercado.
¿Le preguntaron muchas veces sobre Messi?
Algunas. Es el jugador más increíble o soñado que nunca he visto. ¿Usted vio lo que hizo contra el PSG?
Sí, claro.
Él solo, medio cojo, salió y resolvió el pase a semifinales del Barcelona en la Champions. Su sola presencia cambia los partidos. Y lo peor de todo es que no puedes practicar nada para cerrarle; Leo siempre tiene una salida. Si piensas que se va por la izquierda, aparece por la derecha o al revés. Y si dudas, por el centro. Es mágico, algo único en el mundo. No hay táctica que lo pueda frenar.
¿Cristiano es una buena competencia para Leo?
Cristiano es tan rápido, tan fuerte, tan increíble, pero tiene un problema.
¿Cuál?
Leo Messi. Me recuerda mucho a lo que le sucedió en su momento a Michael Stich, el tenista alemán. Estaba destinado a escribir una página de oro en su deporte, pero apareció becker y le marcó la carrera.
¿Qué le pareció la temporada del Barcelona?
Ganó la Liga y se quedó a las puertas de la final de la Champions y de la Copa. El Barça ha tenido muchos problemas con las enfermedades de Tito Vilanova y la que ya padeció con Abidal. Se levantaron bien a la decisión de Guardiola de irse. Los pongo como ejemplo a mis jugadores en muchas cosas.
¿Qué dice de ellos?
No digo nada en concreto, pero hago ver fotografías.
¿Ver fotos? ¿De sus jugadas?
Error. Respuesta incorrecta. Lo que quiero hace entender a mis futbolistas es que vean el hambre con la que los futbolistas del Barça siguen celebrando los goles que anotan, pese a haberlo ganado todo en los últimos años. Es ejemplar cómo tras sus sonados triunfos explotan de rabia cuando consiguen anotar. Eso es un ejemplo para todos los futbolistas, desde la élite hasta el de formación.

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“Yo no solo quiero ganar; ¡también quiero sentir!”

“No tengo ganas de pasarme el día entero pensando en cosas que podrían ser todavía mejor de lo que son”, dice Jürgen Klopp (Stuttgart, 1967), para explicar su optimismo compulsivo. El técnico del Dortmund, la revelación de la Champions, campeón alemán en las dos últimas temporadas, enseña una sonrisa poblada de grandes dientes y comienza a hablar.
Pregunta. ¿Por qué cambió la filosofía del fútbol alemán?
Respuesta.Se impuso a los clubes la obligación de tener centros de rendimiento: profesores de fútbol, entrenadores juveniles mejor preparados, y mejores condiciones. Y el que no los tenía, no conseguía licencia ni para Primera ni para la Segunda División. Eso fue muy útil y ahora tenemos una cantidad increíble de jugadores con talento. No dejan de aparecer nuevas promesas. Nos hemos vuelto más valientes sacando al campo a chicos de 17 años. Las cosas han cambiado tanto que ahora lo que nos falta es el juego aéreo. En la selección no hay un solo cabeceador.
P. ¿Y la Bundesliga?
R. Es fantástica para el espectador. No es la mejor, pero sí la Liga más atractiva de Europa. Va bien en lo económico y hay una competencia muy reñida. Bueno, el Bayern gana un poco más... Y tenemos estadios nuevos. En Sevilla he estado en los dos estadios: son viejos y sin ningún confort.
P. ¿La tradición del líbero fue buena para el fútbol alemán?
R. El gran impulso evolutivo de principios de los 90 vino con el cambio a un marcaje por zonas centrado en el balón. Ya no se marcaba al jugador. En Alemania, hasta 1994, si tu marca se movía, le seguías hasta el baño. El marcaje en zona hizo que no tuvieras que limitarte a destrozar el juego contrario, sino que podías desarrollar tu propio juego. Tardamos en implementar el 4-4-2.
P. ¿Y los líberos?
R. Fueron perfectos en su momento. Tuvimos a Beckenbauer, a Matthäus, y a Sammer en 1996. Jóvenes que hacían un juego muy inteligente. Pero insistir en eso sin tener un diseñador del juego desde atrás ha sido perjudicial.
P. ¿Cuál fue su mayor fuente de inspiración como técnico?
R. El ballet blanco, el Real Madrid de hace unos años. Entonces pensé: “Si a ese potencial futbolístico le sumamos un plan defensivo… lo convertiría en el equipo perfecto”. Y eso hizo el Barça.
Las cosas han cambiado tanto que hoy Alemania no tiene un solo cabeceador”
P. El protestantismo inculca el ahorro y la austeridad. ¿Cree que por eso los clubes alemanes fichan menos y los mediterráneos despilfarran?
R. El Mundial de 2006 supuso la mejor publicidad para Alemania. No sabíamos que podíamos ser tan despreocupados, felices y alegres como país. Tuvimos cuatro semanas de clima español, lució un cielo azul. Todos estaban de buen humor, todos amaban la vida. Pero también está dentro de nosotros no gastar más de lo que se ingresa; aunque el Dortmund lo olvidara durante un par de años antes de que yo llegara... El ahorro es un rasgo típico alemán. Pero no es tan triste como parece. Nos divertimos mucho.
P. El Dortmund rozó la bancarrota en 2005. ¿Su equipo es el resultado de la crisis?
R. Cuando el club casi había sido rescatado se dieron cuenta de que había que recobrar vitalidad. Y buscaron un entrenador vitalista, que apuesta por un fútbol vivo, que se divierte, que ríe a pesar del descenso del Mainz 05... Si no tienes dinero y, a pesar de todo, quieres calidad, tienes que ser valiente. Y hemos fichado a jugadores muy jóvenes. Formamos una comunidad muy fuerte. Hemos crecido juntos. No tener dinero no significa no poder seguir trabajando, significa solamente que hay que encontrar otros caminos. El club ha seguido su camino con un entrenador de Segunda y un equipo muy joven. Y hemos sido campeones dos veces, lo que nos ha sorprendido.
P. ¿La imagen del Dortmund como club de trabajadores es real o forma parte del folclore para diferenciarse del Bayern?
R. No, la región es así. Este es un genuino club de fútbol: como uno imagina que debe ser. Y nos encanta que siga siendo un club y no una empresa donde se dice: “hoy éste, mañana aquél...”. Queremos trabajar en equipo con la gente durante más tiempo. Llevo cuatro años y mi contrato acaba en 2016. Así se pueden desarrollar cosas nuevas. Veo ahora a jugadores de 10 o 13 años y los entrenaré en cuatro años.
P. ¿El Bayern sigue siendo el establishment?
R. El Bayern ha tomado decisiones increíblemente buenas desde los años 70. Es el club más rico de Alemania y el más saneado de Europa. Y ficha buenos jugadores y buenos entrenadores.
Subotic pelea un balón con Benzema. / SOGECABLE/ FOTO: AFP (PATRIK STOLLARZ)
P. ¿Le ha sugerido alguna idea nueva La Masia?
R. No. Hacemos las cosas a nuestra manera. Copiar nunca es bueno. Somos el único club del mundo que tiene un Footbonaut [dispositivo mecánico de entrenamiento del pase que actúa con estímulos de color para adiestrar la velocidad de reacción y la técnica].
P. ¿En qué se diferencia el Dortmund de la selección?
R. En la mentalidad de los entrenadores. Nosotros somos más vivos. Soy más temperamental que Jogi [Löw]. Ese es también mi problema, ser muy emocional. Cuando llegué al Dortmund, dije: “Si 80.000 personas vienen cada dos semanas al estadio y en el campo se juega un fútbol aburrido, una de las dos partes, el equipo o los fans, tendrá que buscarse un nuevo estadio”. Muchos de nuestros fans recorren 800 kilómetros para vernos y vivir algo especial. Hay que ir a todo gas. Lo hemos llamado fútbol a todo gas. Queríamos derrochar vitalidad. Preferíamos dar cinco veces en el larguero que quedarnos cuatro veces sin tirar a la portería. Mejor perder. Ese fue el comienzo. Tienes que vincular a la gente al club. Los partidos deben tener un efecto más allá del resultado. Todo el mundo sabe que se ha ganado 3-1. Pero lo que se siente es el tiro, el gol, la parada: eso lo llevas dentro toda la semana. Si ganas 1-0 y el juego ha sido muy vivo, el fútbol queda legitimado. No me interesaría tener a Xavi, Messi y Cristiano en el mismo equipo... Ser mejor de todas todas es como si me pongo a jugar al tenis contra una niña de tres años y estoy al otro lado y remato con fuerza y la niña está ahí de pie con la raqueta... no es divertido. Pero si al otro lado hay un hombre y jugamos al ping-pong, si gano está bien y si no gano probablemente me haya divertido. Para los aficionados es como una droga. Yo no solo quiero ganar, ¡también quiero sentir!
P. La masa salarial del Dortmund es menos de la mitad que la del Bayern, y menos de un tercio que la del Barça y el Madrid. ¿Cómo retiene a los jugadores?
R. Hablamos de unos 60 o 65 millones… Incluso el Tottenham paga mucho más. Pero somos uno de los seis equipos de Europa que podemos ganar títulos. En España, el Barça y el Madrid. En Inglaterra, el United, el Chelsea y el City. En Italia, solo la Juve. Nuestros jóvenes saben que en otro lugar podrían ganar más dinero. Pero aquí pueden hacer historia. Si llegas ahora al Barça serás campeón, campeón y campeón, pero ya lo eran los 10 años anteriores.
No me interesa quién es el mejor... Con el que disfruto realmente es con Michu”
P. ¿Su estilo se aproxima más al Madrid o al Barça?
R. Al Barça por la presión. Por la defensa alta. Todos quieren jugar como el Barça, pero no es posible. El Barça tampoco podría sin Xavi, Iniesta y Messi. Pero su plan defensivo es perfecto. Quizá ese sea también el problema de Mourinho: que aunque ha pensado mucho en mejorar defensivamente, lleva años sin fichar un defensa, porque a nadie la ha interesado quién juega detrás. Nosotros queremos ser muy, muy rápidos con la cabeza y las piernas. Todo a máxima velocidad. No hay defensa frente a lo que hagas de forma rápida y precisa.
R. ¿Por qué contra el Madrid renunció al balón?
R. Ese día tuvimos la mejor idea porque sabíamos quién tiene problemas cuando domina el balón. Sabíamos adónde enviarían los pases, cómo buscarían a Cristiano. Nuestro plan fue dejar fuera de juego a Xabi (disculpa, Xabi, pero ese era el plan A). Porque si Alonso puede jugar como quiere es imposible defenderse del Madrid. Y Götze lo tapó. Sabíamos que si nuestros laterales, Piszczek y Schmelzer, se movían mucho, la ventaja estaba de nuestro lado con Cristiano. Si bloqueas a Xabi, obligas a Pepe a tener siempre el balón. Y eso supone una diferencia.
P. ¿Los jugadores son sus amigos?
R. No. Ellos son amigos míos, pero yo no soy amigo suyo. Eso no funciona.
P. ¿Le temen?
R. Cambiaría eso si pudiera. Me gustaría ser más tranquilo. Bueno, esto de la cara... No sé por qué ocurre. Siempre aprieto los dientes. Cuando veo un niño pequeño, un bebé, aprieto los dientes. Resulta horroroso, el niño empieza a llorar y tengo que marcharme. Con los árbitros, parecido. Pero cuando estoy exultante de alegría tengo un aspecto muy similar. A veces me da miedo esa cara, pero la conozco desde hace 45 años. Se sobrelleva. Cuando juego al tenis, doy un golpe de derecha y también me ocurre.
P. ¿Es supersticioso?
R. A veces. Aunque no tengo buena memoria para eso. Olvido lo que he hecho. Por ejemplo, atar los cordones de los zapatos, derecha, izquierda, la próxima semana ya no sé cómo se hace…
P. ¿Siente que su equipo se ha hecho a la Champions?
R. Teníamos que ofrecer estos resultados internacionalmente para que ahora nos miren todos los periódicos ingleses. El año pasado celebramos una doble victoria y no interesó a nadie. Arrebatamos ocho puntos al Bayern, los derrotamos 5-2 en la final de la Copa. Y el mundo entero dijo: “¿y qué?”. Y llega la Champions, vencemos al Madrid, vencemos al City y ahora nos miran todos.
Guardiola tiene que enseñarnos cómo se hace con jugadores algo menos buenos”
P. ¿Y su favorito entre todos los jugadores del mundo?
R. Messi es el mejor. Pero tiene que haber vida en algún lugar ahí fuera, en algún otro planeta. Porque él es demasiado bueno y nosotros somos simplemente demasiado malos para él... A mí no me interesa quién es el mejor, sino quién saca lo mejor de sus posibilidades. Con el que disfruto realmente es con Michu del Swansea. Nadie lo conocía, ahí está la emoción. Todo el mundo conoce al mejor, cualquiera sabe quién es el mejor. Pero ¿quién resulta fascinante?
P. ¿Y el mejor entrenador?
R. Del Bosque es un superentrenador pero tiene un equipo extraordinario. Sería interesante ver qué hace con Osasuna. Soy el entrenador del año en Alemania, pero lo de Christian Streich en el Friburgo es increíble. Como yo antes en el Mainz: hicimos algo realmente bueno pero no le interesaba a nadie. El mejor no siempre es el que tiene el mejor equipo. Cualquiera podría entrenar a mi equipo. Quizás no se conviertan todos los jugadores en maestros, pero lo que es entrenarlo, eso puede hacerlo cualquiera, son superjugadores. Si tienes un equipo con poco talento y, sin embargo, tienes éxito, entonces es emocionante.
P. ¿Qué le aportó Guardiola al fútbol?
R. Lo más impresionante del Barça es con qué ganas juegan. Messi marca y grita de júbilo como si fuera la primera vez. Xavi recibe cada balón como si fuera el primero de su vida. Y tienes la sensación de que querría cogerlo y besarlo y contemplarlo y seguir jugando. Lo mismo Iniesta. Busquets es el antipático en el centro del campo, el responsable del trabajo duro. Puyol es increíble, un peinado espantoso, pero un superjugador, un ser humano de primera, con un corazón muy grande, se rompe el codo y al cabo de dos semanas está jugando otra vez. Con cuánta motivación luchan por la victoria. En eso son un modelo. Leí una entrevista a Xavi. Le preguntaban si quería ser entrenador y él decía: “No tengas tanta prisa, déjame disfrutar de mi época de jugador”. Y piensas: “Juegas al fútbol cada dos días desde hace 20 años ¿y aún quieres seguir?”. Eso lo dice todo sobre el juego, pero también sobre Xavi. Son los mejores del mundo. Y eso lo ha impulsado Pep, está claro. Ha sido un trabajo excelente. Pero no siempre tendrá jugadores como esos en todos los clubes, y él lo sabe. Ahora tiene que enseñarnos cómo se hace cuando los jugadores son algo menos buenos.



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Fue Robben, pero ganó bien

Por:  |

Jorge Barraza

Lo más difícil del fútbol es ser campeón. Hay que saber serlo. Bayern lo supo y lo mereció. ¡Salud, Bayern!
¡Lo que es un jugador de fútbol...! Faltando dos minutos, tras un pelotazo largo, en una jugada sucia, confusa, rodeado y hasta empujado por el zaguero polaco Piszczek al borde del área, Franck Ribéry tuvo la claridad mental, la iluminación, el talento y el coraje de tirar un taco y dejar a Arjen Robben en posición de gol. Desde luego, el holandés hizo su buena parte; estaba con todas las antenas conectadas, ‘primereó’ al propio Piszczek y a Hummels, la alargó 30 centímetros para salir de la marca de este último y definió cortito ante la salida del arquero Weidenfeller, la figura de la noche en Wembley. Se la cruzó suavecita, Robben, lo justo como para trasponer la raya y llegar al fondo de la red. Lo justo como para ser campeón de Europa. Tan lenta entró que el rival tiene tiempo de verla entrar y agarrarse la cabeza.
Se reivindicó Robben después de muchas frustraciones (incluso de tres situaciones netas que tuvo en el primer tiempo), del penal fallado en la final del año anterior ante el Chelsea, de las críticas a su individualismo. Así es este juego, da revancha cada semana. Y la del holandés es de las grandes. Su nombre perdurará por un siglo en los libros de fútbol.
La historia dirá que el Bayern Múnich ganó su quinta Copa de Europa con gol de Robben; sin embargo, la proeza técnica fue del francés. Los dos tienen mérito similar.
Pero ya está: quienes jugaron a mano del Bayern ganarán 75 centavos por cada euro apostado. Era el favorito, es su hora y se volvió a cubrir de gloria. Sin sobrarle nada. Por esas cosas del fútbol, Jupp Heynckes se va pisando laureles. Lo reemplazan por Pep Guardiola, pero ya ganó la Bundesliga y la Champions. Le falta la Copa alemana, que definirá con el Stuttgart el próximo sábado. Y si se le da también allí, quedará desocupado siendo tricampeón y dejándole al catalán la vara en el punto más alto posible. Venía de perder tres finales en los últimos 14 años el club más popular de Alemania. Cortó la racha y ahora amenaza con imponer una hegemonía en Europa y en el mundo. Tiene todo el dinero, la ambición y los jugadores para seguir en racha. El título corona el luminoso momento del fútbol alemán. Por ahora, entre clubes...
Los ingleses debieron admirar el fútbol alemán en su propio territorio; los alemanes habrán envidiado la clase británica en la presentación del partido, una puesta en escena excepcional, que a veces ni en un Mundial se ve. Teatralizaron una lid de gladiadores medievales en la que los generales eran nada menos que Paul Breitner, el fabuloso lateral izquierdo del Bayern en los ‘70, y Lars Rickens, autor del tercer gol del Borussia ante la Juventus en la final europea de 1997.
Y luego hubo un partido, que fue menos apasionante de lo que esperábamos, aunque tampoco nos defraudó. De todo partido de fútbol, hasta del más feo, se extrae algo. “Sueño con que se vayan 3 a 3 al tiempo suplementario”, dijo Beckenbauer antes del juego. No se dio. Aunque una final siempre tiene el voltaje a tope. Se jugó con la tensión lógica de una instancia que da la gloria o el llanto, en la que un error cuesta la campaña entera de un año muy bueno. Cautela, prudencia, ritmo menos intenso y más pausado de lo imaginable, sobre todo tratándose de alemanes. El Bayern no pudo desnivelar al Dortmund, que presionó y ganó el balón, lo administró mejor y generó cierto peligro cada vez que Marco Reus tomaba contacto con el balón. Un jugador que en el Mundial del año próximo puede ser figura descollante. Desequilibra por habilidad, por velocidad y por frontalidad de juego. Y en el mano a mano gana 7 u 8 sobre diez.
Ese primer tiempo fue del cuadro aurinegro, aunque ya ahí comenzaba a perfilarse como heroica la silueta de su excelente arquero Roman Weidenfeller, tapando tres entradas francas de Robben y un par de tiros desde afuera. Al Bayern le costaba armar juego, porque siempre aparecía un botín del Dortmund para desbaratar el intento. Pero con hombres como Ribéry, Thomas Müller, Robben, Schweinsteiger, siempre el peligro existe.
Sin las figuras de su rival, sin Mario Götze para el último partido, Jürgen Klopp hizo honor a lo que se esperaba de él. Dio batalla, puso un equipo magníficamente preparado, que perdió por el canto de una moneda. Los hinchas de todos los clubes quieren a Klopp en la Selección alemana cuando termine el Mundial de Brasil. Lo ven inteligente, pasional, peleador, astuto, transmisor de una mística positiva. Advierten que si tuviera a todos los ‘cracks’ con él sería invencible.
La segunda parte fue del Bayern. Cedió piernas y terreno el Borussia, y pisaron más firmes Javi Martínez y Schweinsteiger. Y el Bayern empezó a oír, a ir, a aproximarse, a llegar. Hasta que se le hizo a dos minutos del final.
Un partido limpísimo, ejemplar diríamos, para una final, con un árbitro acertado como hace tiempo no vemos, el italiano Nicola Rizzoli, sumamente aplomado y sin fallas. Da placer cuando el juez tiene este nivel de acierto y no influye en el resultado.
Jupp Heynckes, bicampeón de Europa (ya lo había sido con el Real Madrid), hizo en el preámbulo un análisis interesante del juego actual: “El fútbol ha cambiado, se ha vuelto más complejo. Por ejemplo, es más rápido, tienes menos espacios libres y debes jugar en esos espacios más pequeños. Además, hay que presionar y seguir presionando. Todos esos aspectos son muy importantes en estos momentos". Fue lo que se dio en el partido entre dos equipos que no se dieron ventajas. Ganó quien tuvo los gramos de talento justos para sacar una mínima luz de ventaja.
Lo más difícil del fútbol es ser campeón. Hay que saber serlo. Bayern lo supo y lo mereció, sobre todo cuando en la semifinal aplastó al Barcelona. ¡Salud, Bayern!
Jorge Barraza

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Robben enterró el gafe de las finales

¡Caray, sí que hacen las cosas en serio los alemanes! Su partido de Wembley fue de una grandeza singular. Hacía tiempo que no veíamos una final de Champions así, con los dos equipos entregados a fondo, jugando de poder a poder, sin renunciar a nada. Ataque generoso, los porteros salvando goles, una emoción continua... Ese aire de fútbol-tormenta que caracteriza los partidos alemanes. El Bayern fue menos el primer cuarto de hora, sorprendido por el buen planteamiento de Klopp; el Borussia fue menos el último cuarto de hora, agotado. Pero el partido fue siempre vibrante y atractivo.
Ganó el Bayern, que tenía más. Ganó con Robben como hombre de la final. En la primera parte se escapó y falló; en la segunda, se escapó y acertó: dio el primer gol, marcó el segundo. Y lo celebró como un loco, consciente de que por fin enterraba un gafe en finales que le estaba mortificando. Un jugador desigual, pero decisivo en muchísimos partidos, por su velocidad y su regate. Un jugador, dicho sea de paso, al que Florentino vendió por cinco millones menos de los que luego pagó por Coentrao, ese lateral que ahora quiere irse. Como con Sneijder hace tres años, ayer vimos a un desterrado salir campeón.
Y a otro, Heynckes. Ganó la Séptima, pero la noche anterior se había derrumbado ante Lorenzo Sanz: “No puedo con ellos...”. Ellos eran ‘La Quinta de los Ferraris’. Así que tras aquella Champions, Heynckes se fue. Ahora le van a agradecer los servicios prestados para darle su puesto a Guardiola, que se las verá con Mou en la Supercopa. Florentino aún tiene un ojo puesto en Heynckes por si acaso. Ancelotti declaró ayer que no ha cambiado de idea, pero que si no hay un acuerdo tiene un contrato que cumplir. ¿Habrá acuerdo o vendrá Heynckes? ¡Y a mí que me parece que el mejor de todos es Klopp!





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martes, 07 mayo 2013
Por Alfredo Relaño

Ante esa final alemana...

Recuerdo el regreso en avión, el 23 de abril de 1980, tras un estrepitoso 5-1 sufrido por el Real Madrid en Hamburgo. Era una semifinal de Copa de Europa, era el Real Madrid de Boskov y en el viaje de ida había optimismo. El Madrid había ganado 2-0 en la ida merced, entre otras cosas, a un gran marcaje de Pérez García a Keegan, estrella inglesa reclutada por el Hamburgo. Por el momento, quizá el mejor jugador de Europa. Fue Balón de Oro. Pérez García le marcó magníficamente bien en el partido de ida en el Bernabéu, le anuló. Pérez García había jugado por una cadena de lesiones y fue algo así como una gran carta sacada de la manga por Boskov. Todo el mundo estuvo de acuerdo en eso.
Bosque
Pero en el partido de vuelta, en Hamburgo, Pérez García le hizo un penalti muy pronto a Keegan y el Hamburgo se puso 1-0. Aquello desató una tormenta. El lateral derecho, llamado Kaltz, un tipo tremendo en estatura, técnica, velocidad y potencia, creó el terror. Su actitud levantó un huracán que convergía en Hrubesch, un delantero centro cuya estampa coincidía exactamente con lo más terrorífico que uno podía imaginarse de un delantero alemán de la época. En una jugada remató juntos a la portería a García Remón, Benito, Pirri y el balón. García Remón quedó desde eso como flotando. Los compañeros le preguntaban y él contestaba cosas inconexas. Boskov le sustituyó por Miguel Ángel. El trueno siguió y el Madrid acabó por perder 5-1. Eliminados.

Y vuelvo al avión. Yo era entonces un joven periodista. En el viaje de vuelta me vi sentado al lado de Pirri, jugador de leyenda, lo digo para lectores jóvenes y poco avisados sobre lo que significó. Pirri fue un casta. Llegó al Madrid justo en el momento en que se fue Di Stéfano y fue, les aseguro, quien mantuvo en alto la bandera del Madrid como equipo que nunca se rinde. Jugó en sus inicios (muy en sus inicios) de delantero; luego, la mayor parte de su carrera, en la media, como pulmón, jugador de ida y vuelta, con técnica y remate; finalmente, y era la época de la que hablo, de líbero. Siempre con coraje indesmayable, bandera de un Madrid que nunca se rendía. Pero ese día le vi frito. Tan frito que me dejó abatido:

-No hay nada que hacer. Esto ha quedado para esta gente. Da igual jugar bien o mal. Estos tienen más fuerza: saltan, corren, empujan, te pasan por encima… Los latinos ya no tenemos nada que hacer en el fútbol. Esto ha quedado para ellos. No veremos a más equipos latinos ganar la Copa de Europa… 

Resucito en mi memoria esto ahora que nos ha pasado lo que nos ha pasado ante Bayern y Borussia. El ‘Gigante Alemán’ se ha elevado otra vez ante nosotros después del tan-taran-tán que nos han pegado en las semifinales de la Champions. Veo a mi alrededor una depresión justificada, tan justificada como entendí que era, tantos años ha, la de Pirri aquella lejana noche en la que yo mismo, en la tribuna de prensa, me estremecí, como si temiera que hasta allí arriba pudieran subir a corrernos del asiento a pelotazos aquellos enloquecidos alemanes. Ahora nos sentimos igual o parecido, entiendo. Tan seguros estábamos de nuestros dos primeros de la clase que no nos cabía en la cabeza que los echaran. Y los echaron. Y al Barça, violentamente.

Conclusión fatalista: la Bundesliga nos ha adelantado por el arcén. Puede ser. Nos han batido por los dos flancos: el Barça, modelo cantera y control, pensado para tocar y distraer, y el Madrid, modelo de cantera y potencia, de fútbol hecho de robar el balón y correr. Los dos fuera, a favor de Bayern y Borussia.

¡Y el doble batacazo llega justo ahora, cuando hay que pedirle a Angela Merkel permiso hasta para hacer pis!

Pero yo no me preocuparía tanto como Pirri en aquel lejano viaje de regreso de Hamburgo. Ha pasado tiempo suficiente como para dejar suficiente probado que el fútbol no es cuestión prioritariamente de músculo. Desde luego que no vienen mal la estatura ni la fuerza ni la velocidad, pero nada de todo eso superó el buen manejo del balón. El fútbol no es soga-tira, no ganan necesariamente los más fuertes. Ganan los que mejor juegan. España y el Barça han jugado particularmente bien estos últimos años, por eso han ganado tanto. Y entre esas victorias están las de La Roja sobre Alemania en la final de la Eurocopa de Viena y la de la semifinal del Mundial de Sudáfrica.

Veamos el asunto en sus proporciones correctas: ni el Madrid ni el Barça han llegado bien a esto. El Madrid ha andado todo el año a la riña. Una riña entre Mourinho y un grupo de jugadores, que ha ido a más. Consecuencias de una mala digestión de la gira por Estados Unidos. Ha ido pasando las fases de Champions sin brillo. Segundo en el grupo, apuros ante el Manchester United, hasta que cayó con el Borussia sobre todo por una noche en la que Pepe, en manifiesta baja forma, naufragó ante Lewandowski. Con todo, en el partido de vuelta al Madrid le faltó sólo un gol para pasar.

Lo del Barça ha sido un poco otra cosa, sí: da síntomas de fatiga y además ha tenido un descuido inaudito, que desacredita a Zubizarreta para su tarea, en la parte de atrás. Se ha ido quedando tan escaso que el equipo ha acabado por derrumbarse por ahí. Se ha quedado, en la práctica, con Puyol y Piqué. Puyol, héroe de tantas batallas, con más cornadas que un torero tremendista veterano. Y Piqué dejando que su cintura vaya siendo dulcemente rodeada por un colchoncillo de reservas calóricas. Su foto, sin camiseta, cuando intercambiaba la suya con un rival al final del partido, revela un abandono hasta cierto punto entendible (nunca justificable) en los futbolistas sin competencia. Porque tras ellos dos no había nadie: Mascherano, que no es central, cumple años y también se lesiona; Bartra, que manifiestamente no despierta ninguna confianza y sólo ha sido utilizado en casos desesperados; Adriano, parche que sólo puede poner voluntad; Abidal, con alguna aparición testimonial… Cómo el Barça se ha abandonado tanto en esa parcela es algo por lo que Zubizarreta tendrá que responder en el algún momento. A eso se ha unido cierto agotamiento de Xavi, que espero sea pasajero y la enfermedad de Tito Vilanova, cuya influencia se ha dejado sentir. Y, como remate, las molestias musculares de Messi en las dos fechas claves, contra el Bayern. Todo junto, más el Bayern, se tradujo en un 7-0 global estrepitoso. Que el primero de Alemania despeñe así al primero de España y que el segundo también bata al segundo, aunque por margen más ajustado, da lugar a reacciones quizá demasiado pesimistas.
Bayern
No, no desmantelemos ni al Madrid ni al Barça por esto. Posiblemente, lo que ambos necesitan es un nuevo entrenador (también el Barça, y sé que este es tema difícil y tabú en Barcelona, pero la provisionalidad no puede ser elevada a condición de hecho definitivo) y algunos retoques. Desde luego, el Barça necesita centrales. Lo demás casi puede decirse que lo tiene, aunque alguna cosa la puede mejorar. Pero Song ha dado buenas sensaciones al final y eso es prometedor. Y Tello es un cañón, si no se le escapa al Barça. El Madrid tiene una plantilla joven y fenomenal, con cosas a mejorar: el lateral derecho, algo más para el medio campo, quizá un delantero centro si se va Higuaín. Y el ciclón Bale, que vale para muchas cosas. Pero el equipo es joven, fuerte y puede jugar muy bien, ya se ha visto, y hasta con mejor estilo en otras manos.

Otra cosa es que Alemania se eleve de nuevo. La crisis de Kirsch, tenedora de los derechos televisivos, que se hundió, metió al fútbol alemán en un largo túnel. Pero Alemania siempre vuelve, ya se sabe. En menos de un siglo, si miramos desde estas fechas para atrás, han perdido dos guerras mundiales, y de nuevo están ahí, y les tenemos que pedir dinero o permiso para fijar el déficit de las administraciones públicas. Se administran mejor. Eso es lo que hay que copiar. El Bayern tiene un presupuesto de 373 millones, el Borussia de 189. El Barça lo tiene de 470, el Madrid, de 505. Lo del Madrid es mucho más del doble que lo del Borussia, y eso le sirve para traerse a Sahin, que no le sirvió, mientras el Borussia ya tenía echado el ojo a Gundogan. En este Borussia hemos visto aparecer a jugadores jóvenes en el primer plano, creados por el club u obtenidos a precio bajo. Götze (ya comprometido con el Bayern), Lewandowski, Reus o el propio Gundogan han sido estrellas de esta Champions, por delante incluso de algunos de los jugadores más brillantes de Madrid o Barcelona. El Bayern gasta mucho más, sí, por ahí con la chequera pero, con todo, no llega a los excesos del Madrid o del Barça (que también los comete) capaces de pagar cualquier barbaridad por un suplente.

Pero de ahí a pensar de repente que estamos acabados y que vuelve el terror alemán hay un trecho. Veo hasta quien propone Heynckes como entrenador del Madrid. Heynckes estuvo, ganó la Séptima, sí, y se le agradece, pero la misma víspera del partido habló con Lorenzo Sanz, le dijo que estaba hundido, que se sentía incapaz, que los jugadores no le atendían… Lorenzo Sanz se quedó espantado, se reunió con unos cuantos jugadores y estos le aseguraron que sacarían el partido adelante. Y lo sacaron. Ganaron en autogestión, cosa que ha pasado mucho en la historia del fútbol. No estoy lo bastante próximo al Bayern, pero me aseguran que el papel de Heynckes en esta campaña se puede muy bien relativizar. Lo pueden ganar todo (para desconcierto de Guardiola, si es así, porque difícilmente podría en ese caso acrecentar la herencia) pero la directiva de exfutbolistas que maneja el club no ha hecho ningún esfuerzo por retener a Heynckes, lo que ya da una pista. Y eso que no es ningún ser intratable, como Mourinho. Otra cosa es Klopp, desde luego. El suyo sí que es un equipo de autor. Emerge un nuevo Mourinho, sólo que más agradable. Se hace un marketing de ‘clown’ divertido, mejor. Puede ser el hombre del futuro.
Dortmund
Alemania vuelve, sí, pero España está. Se trata de no desconcertarse, de no renunciar. En el caso del Barça, de afirmarse en un estilo fenomenal. El problema es hacerlo perdurar más allá de Xavi y para eso hay tiempo, porque Xavi aún está, aunque dé síntomas de fatiga. Y buscar bien el entrenador, sea Tito o no sea Tito, pero esa decisión ha de tomarse con rigor y seriedad profesionales. En cuanto al Madrid, su músculo financiero podría tener mejor aplicación. Si Florentino no cometiera tantos extravíos (¡ay, si tuviera una cierta oposición que le obligara a vigilarse!) tendría algún recurso más para zonas que han quedad mal cubiertas.

No, no ha habido final española este año, como no la hubo el año pasado, cuando estuvimos más cerca. Habrá final alemana. Pero yo no me dejaría invadir por el fatalismo. Alemania vuelve, pero España sigue ahí, a poco bien que haga las cosas. 


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De la copa a la calle
Ilvlev Moscoso




Dos veces aplicó táctica pura el técnico Heynckes durante el partido. Bayern jugaba con un delantero en punta que era Mandzukic. Robben y Ribery estaban más preocupados en atacar que defender y ya no formaban la línea de cuatro junto a Martínez y Schweinsteiger como cuando jugaron ante Barcelona. Algo que por ejemplo sí realizaba Borussia Dortmund, repitiendo lo que le hizo al Real Madrid

Por eso en la segunda parte, envió a Robben al lado del croata y permitió que se juntaran Ribery con el holandés. Lo que no sucede cuando cada uno está en un extremo. La táctica dio resultado porque justamente fue el francés quien le cedió el balón a Robben luego de un extraordinario pase. Pero luego del gol. Bayern volvió a jugar como antes. Esperando el técnico que Robben vuelva a las misiones defensivas. Después del tanto del empate, Bayern herido y con más ansiedad y con sed de revancha tomó el control de las acciones, pero al estar tan protegido Borussia era muy complicado crear ocasiones de gol. Si bien, Dortmund parecía controlado, los contragolpes eran frecuentes y bien podía la habilidad de Reus o la precisión de Lewandoswki anotar. Quedaba el recurso del pase largo para encontrar mal parada a la defensa rival. No lo hizo un defensa, lo hizo el portero Neuer que con su saque habilitó a Muller y el alemán cedió a Robben que finalmente anotó. Robben es un gran jugador, pero venía jugando mal. Era uno de los peores al caer en continuos errores. Pero el fútbol hizo justicia con él. Con ese gol, no le devolvió los seis títulos perdidos, pero sí la fe en sí mismo. Es increíble que los dos técnicos que han ganado los dos trofeos europeos no sigan con sus equipos. Es el caso de Rafa Benítez del Chelsea y Heynckes del Bayern. Uno sin equipo y el otro retirado.







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