tomado de EL COMERCIO
Oído a la música: vida y milagros de ‘El Veco’
Reviva un imperdible diálogo de El Comercio con Emilio Lafferranderie donde desnuda su pasión por el fútbol y la vida
Domingo 07 de febrero de 2010 - 11:55 am
Por Milagros Leiva Gálvez
Habla sin parar. Y su memoria es desmesurada. Tanto que uno envidia su capacidad para recordar nombres y fechas. Emilio Laferranderie, ‘El Veco’, ya es abuelo, pero tiene una vitalidad de delantero recién descubierto. Popular periodista deportivo, dice que toma antioxidantes para mantenerse en forma. Uruguayo de nacimiento, ama el fútbol y los tangos por su poesía. “El Veco” todavía recuerda cómo faltando dos años para graduarse de dentista prefirió cambiar su destino narrando historias deportivas. De lejos, el mejor gol de su vida.
¿Cómo cultiva su memoria?
Puro ejercicio. Yo me cuido mucho. Mírame, sigo entero a los 73 años y con ganas de hacer cosas. Los dos nietos que tengo me han insuflado energía y soy muy feliz con mi mujer con quien ya cumplí 35 años. Soy un hombre positivo y eso también es muy importante.
¿Extraña la televisión?
No, para nada, y no vuelvo nunca más a la pantalla. Es una etapa que ya pasé, me fue muy bien y me pagaron todo. Estuve 16 años en Panamericana y me siento satisfecho. Hoy me siento feliz en la radio y me encanta tener la sensación de que estoy hablando con la gente; pero eso sí, que a mí me juzguen por lo escrito. La televisión y la radio pasan y lo que uno escribe es lo que queda. Solo el texto mide la capacidad.
¿Se arrepintió en algún momento de haber dejado de estudiar Odontología?
En ningún momento, yo tengo dos pasiones, mi mujer y mi familia y el periodismo. Si ahora sigo vivo es porque esas dos pasiones me mantienen activo.
¿Se siente peruano?
Aquí me siento muy cómodo. Ya lo dije: del Perú no salgo.
¿Qué extraña del Uruguay?
Las tumbas de mi familia. Visitar a mis padres, a mis abuelos. Todavía tengo dos hermanos por allá vivos, pero mi tercera hermana murió de la enfermedad familiar: el corazón le falló.
Usted también casi se muere…
Si no me operan me quedo. La operación me cambió positivamente, perdí quince kilos, ya no fumo y no como grasa ni disfrazado de gaucho. Disfruté mucho antes de los dulces, así que no me quejo ahora. Sigo una dieta de mucha verdura y fruta, de carnes a la plancha y me siento tranquilo. Cuando mi mujer cocina aplauden los vecinos.
Cuando uno entra a una operación de corazón imagino que entra temiendo no salir…
No pensé en la muerte porque vi tan seguro al doctor Alcántara que me olvidé de mis miedos. Esa mañana dijo: “No hagan despedidas emotivas, por favor, él tiene un gran ventrículo izquierdo y tiene presión baja”. Tal fue su serenidad que terminé contagiado. Me hicieron cuatro “by pass”.
¿Esa operación fue el más susto más grande de su vida?
No, el susto más grande lo pasé en un avión, cuando volaba con el equipo de Rácing y casi nos matamos. Un viaje terrible que quedó escrito en una crónica. Un 27 de marzo de 1967 nacimos de nuevo. Nos íbamos en picada, todo temblaba y todos lloraban.
¿Usted lloró?
No, yo no lloro, nunca he llorado.
Alguna vez debe haber llorado…
Cuando mis viejos murieron. Se extraña a los viejos, ¿sabes? Mi padre murió cuando yo tenía 23 años y era un tipo que llevaba a todos, un maestro en el aula y en la casa. Él nos enseñó a descubrir la vida en los libros. El primer libro que me regaló fue Corazón.
¿Cuál es el libro que más lo ha impresionado ?
Cien años de soledad me marcó. Tuve un fanatismo tan grande con esta novela que la tenía en la mesa de noche y cuando veía televisión y llegaban los comerciales la abría en cualquier página y seguía leyendo. Siempre caí deslumbrado con las metáforas de García Márquez.
¿Es obsesivo?
En mi trabajo demasiado, siempre busco la perfección. Soy medio enfermo y no tolero una falla por irresponsabilidad. Todos los días me levanto a las seis de la mañana para pulir mis notas. Recorro todo Internet para ver qué ha pasado. Asumo mi obligación y por eso puedo opinar. Si no manejara información sería imposible dar un punto de vista.
¿Por qué existe esa leyenda de que usted y Pocho Rospigliosi se pelearon a morir?
Ese tema prefiero no tocarlo. Lo único que te digo es que siempre lo consideré un amigo y que nunca ocupé su lugar. Él tenía un programa de radio en la tarde y yo lo tenía en la mañana, hice un bloque deportivo en Panorama cuando recién empezó y cuando él se marchó de Panamericana nunca hice Gigante deportivo. Me cuidé mucho de eso, para evitar suspicacias maliciosas, pero hay un sector que siempre quiere crear situaciones enojosas. Yo te digo mi verdad: solo me afecta lo que dice la gente que quiero y que me conoce; del resto prefiero no preocuparme.
¿Es verdad que usted es un gran negociador?
Uno siempre tiene que saber lo que vale, a mí no me pisan el poncho.
Tiene fama de tacaño…
La verdad es que no gasto al ‘cuete’ y tampoco juego. Yo paso grandes vacaciones con mi familia y para eso está el dinero, para invertir en la gente que uno ama. Uno debe moverse con inteligencia, saber cuándo puede apurar la carrera y cuándo se debe frenar. Lo que gané lo retribuí y nunca robé dinero a nadie. Si uno gana una suma de dinero tiene que responder con trabajo, no hay de otra. Yo me voy a dormir trabajando por la noticia, por la primicia y soy periodista las 24 horas justamente porque soy obsesivo. A veces me despierto a las tres de la mañana pensando y, claro, fastidio a mi mujer.
¿No descansa?
Sí descanso, pero todo el día ando pensando. Hago siestas cortas, dos veces al día y me hacen mucho bien. Lo bueno es que tengo facilidad para dormir, no te digo que pueda hacerlo encima de la cabeza de una vaca, pero agarro sueño con facilidad.
¿Cómo maneja el estrés?
No tengo estrés. Que el programa salga bien es lo que me motiva, esa es la llama que tengo adentro. Yo rindo examen todos los días y quiero pasar con buena nota.
¿Si mañana le dicen que ya no es más periodista, en qué trabajaría?
Qué sé yo. Ese va a ser un momento difícil y llegará por la edad. Ahora ando bien, la cabeza está en su sitio y la memoria no falla, pero llegará el día en que se corten los cables y me den de baja. Por ahora me mantengo vital y positivo.
¿Le da miedo envejecer?
No, ni siquiera me siento viejo. No te digo que creo tener 30 años, pero me siento bien, con experiencia. Me gusta escribir, incluso tengo algunos cuentos y ciertos poemas.
¿Baila tango?
No, no me gusta bailar, pero la esencia del tango me deslumbra. Acaso te llamarás solamente María / no sé si eras el eco de una vieja canción / pero hace mucho, mucho, fuiste hondamente mía / sobre un paisaje triste desmayado de amor / Un otoño te trajo / tu nombre era María y nunca supe nada de tu rumbo infeliz / Eras como el paisaje de la melancolía / que llovía, llovía, sobre la tarde gris. Una cosa impresionante este tango María, de Cátulo Castillo. Pura poesía…
¿Y además de la poesía qué otras aficiones tiene?
El cine, voy todos los sábados a los estrenos. Mis directores preferidos siempre serán Woody Allen y Charles Chaplin. También me gusta la música. Escuchar ópera me suaviza, sin duda. Yo creo que no se puede vivir un triunfo tan intenso como en Aída de Verdi, un compositor tan visceral y que saca las notas del alma. También me encanta viajar. Uno aprende tanto recorriendo países. Siento que cuando uno viaja entiende que el mundo es igual en todos lados. La miseria y la grandeza del humano están en un pueblo de treinta casas y en una ciudad inmensa como Nueva York. La franqueza se intuye, la maldad también.
¿Cuándo se siente solo?
Casi nunca. “Cuando se cierra una puerta se abre otra”, es mi filosofía. No tengo apegos o trato de no tenerlos. A los 73 años las trivialidades hacen perder el tiempo.
¿Qué le ha gustado de su vida?
Trabajar y vivir bien de lo que más quise, que es el periodismo.
¿Y si tuviera que describirse en pocas palabras, qué escribiría?
Que soy un periodista responsable con una pasión de tuétano por lo que realiza. El trabajo me ha dado la posibilidad de demostrar lo que puedo dar. Diría que soy un buen tipo, un buen jefe de familia, un buen padre. Un periodista con mucha suerte. Eso escribiría.
EN PUNTOS. PASION EN CORTO...
Partido inolvidable: Final México 70: Brasil 4, Italia 1.
Jugador de fútbol: Tengo una trilogía: Maradona, Di Stéfano y Pelé.
El gol más bello: El de Maradona a los ingleses, en México 1986.
Un futbolista peruano: Héctor Chumpitaz, capitán de capitanes.
Selección favorita: El Brasil del Mundial México 70.
Arquero preferido: Iker Casillas, del Real Madrid.
El peor partido que recuerda: El clásico Alianza-U del domingo 18 de setiembre del 2005.
Mejor boxeador: Cassius Clay.
El atleta más completo: Carl Lewis, inolvidable.
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‘El Veco’ dedicó su última columna a Lionel Messi
Antes de ser internado en una clínica local, Emilio Lafferranderie escribió en El Comercio una elegía al mejor futbolista del mundo. Aquí la reproducimos
Domingo 07 de febrero de 2010 - 11:34 am
Por Emilio Lafferranderie
En solo tres días y ante el mismo rival que lo eliminó de la Copa del Rey, el Barcelona se secó las lágrimas y marcó goles de pelota al pie y definición lustrada para un 4-0 quizás clave en la marcha de la liga. Es la confirmación de un equipo aceitado, para muchos el mejor del mundo y respaldado por el inteligente “beau geste” de Pep Guardiola, al declararse absoluto culpable de la derrota del miércoles con la idea de excluir a la tropa, quitarle responsabilidad y arrojar muy lejos las mochilas del remordimiento.
El Sevilla se hizo fuerte en el primer tiempo, aunque con el autogol de Escudé en la alborada de la etapa final prácticamente suicidó su posibilidad en la lectura fría del desarrollo. El imprevisto 1-0 apuntaló la confianza del Barza y después llegó un pequeño concierto, sin apuro y con música de salón. Un pase excepcional del gran Xavi Hernández se prolongó en la recepción en velocidad de Pedro para ampliar la ventaja. Iniesta sumaba su creación excelsa como si sus botines tuvieran un pega pega ineludible para que la pelota transitara segura, Abidal creció, muy buen trabajo, mientras el motor de Dani Alves rompía marcas junto a la raya para el desborde incontrolable. Y el resto tendría a Lionel Messi como el gran protagonista. Dos goles en plena área para ratificar que el rosarino es capaz de transformar la cesión más simple. La entrega más boba, más cantada, en una redonda obra de arte por su exquisito dominio del balón y ese gen de la definición que le regaló su madre desde el babero. ¡Todo lo que despierta la “Pulga” en el Camp Nou! Otra vez los hinchas se pararon en las tribunas y se inclinaron reverentes ante la majestuosidad creativa, como si se tratara de una figura mística, un semidiós de la cancha a quien se le debe rendir tributo con obligación de misa. Un cabal fenómeno que recién cumplirá 23 años el 24 de junio y ya tiene 101 goles en su haber. Un cronista español ha dicho que la diferencia de cinco puntos sobre el Madrid que dominó al Athletic y que cayó injustamente 1-0 en Bilbao radica en sus entrenadores. Resaltó la capacidad del técnico catalán con la ventaja de un equipo hecho a su paladar y con apoyo de todo el tiempo necesario ante el laberinto aún no resuelto de Manuel Pellegrini, que apurado por números en contra sigue ensayando con urgencia de ambulancia y el sábado ante el Athletic dio circulación a Guti y Raúl, reservados durante largo pasaje en convocatorias olvidadas o en la nevera del banco. En el Barza el colectivo está hecho. En el Bernabéu hay un equipo en construcción que aún no pisa firme. Es importante comprar figuras de peso. Están, aunque por ahora Kaká y Cristiano Ronaldo no asoman a la altura del conductor brillante del Milan ni del francotirador implacable del equipo de Alex Ferguson. ¿Todo podrá llegar? ¿Habrá mucho tiempo más para que Pellegrini lo concrete? Por ahora Valdano dice que sí.
¿Y Florentino Pérez? Es hincha de Pau Gasol y no se pierde un partido de los Lakers. Se entretiene con la NBA. A falta de goles, bienvenidas las canastas. Le cambiaron el paisaje a fuerza de aspirinas.
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Dolor por la muerte de ‘El Veco’ une al Perú con el resto de Sudamérica
Desde el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti hasta ex deportistas peruanos lamentaron el fallecimiento del periodista Emilio Lafferranderie
Domingo 07 de febrero de 2010 - 11:19 am
(EFE).- El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti lamentó hoy el fallecimiento, ocurrido ayer en Lima, del periodista Emilio Lafferranderie conocido como ‘El Veco’, con quien mantenía una amistad de larga data.
En conversación telefónica con RPP, Sanguinetti señaló que el estilo periodístico de ‘El Veco’ se basó mucho en la caracterización de los personajes y la gran sensibilidad que plasmaba en sus notas. “Eso lo hizo ser un periodista muy singular en el mundo del deporte”, manifestó el ex gobernante uruguayo.
LAMENTO DEL ‘MAÑO’
La muerte de ‘El Veco’, considerado uno de los cronistas deportivos más importantes de Sudamérica, también conmocionó hasta el borde de las lágrimas al entrenador de Deportivo San Martín, el uruguayo Aníbal ‘Maño’ Ruiz.
“Lamentablemente, es un gran dolor. Estoy muy dolido, porque es una persona por la que sentimos un gran cariño. Tengo muchas experiencias vividas con él. Cuando estuvo en Radio Sport, el diario “El País” de Uruguay, cada cosa que escribía era con un contenido grande. Vivimos momentos lindos juntos”, recordó.
SU ÚLTIMO MUNDIAL
El periodista deportivo Eddie Fleischman relató que ‘El Veco’ le regaló su libro “Fútbol es pasión” publicado recientemente en Uruguay y en la dedicatoria especial escribió: “Seré periodista deportivo hasta el día en que me muera”.
“Esa frase creo que reúne la persistencia de lo que ha sido en general la carrera de “El Veco”, las capacidades, virtudes que tenía (..) más allá de eso tenía una obsesión por la perfección del trabajo y un nivel de persistencia”, explicó.
Fleischman dijo que durante el Mundial de Alemania 2006 ‘El Veco’, quien entonces tenía 74 años, “caminaba una tras otra, todas las sedes, viajaba de madrugada por los trenes, siempre con “lap top” en la mano, metido entre los periodistas tratando de sacar la última novedad”.
GABY LO RECUERDA
Por su lado, la parlamentaria y ex olímpica con la selección peruana de voleibol, Gabriela Pérez del Solar, manifestó que conoció a “El Veco”, quien falleció ayer de una enfermedad cardíaca a la edad de 78 años, en el inicio de su carrera deportiva, tras enfatizar que “fue un hombre que entregó su vida al Perú y al deporte peruano”.
‘El Veco’ será velado en una iglesia de Lima antes de ser enterrado en un cementerio capitalino junto a los restos de su esposa.
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