Apasionante Historia del comienzo del futbol europeo, del gran futbol europeo, sera entonces coincidencia que dos finalistas de mundiales Hungria, Checoslovaquia y un gran equipo, la propia Austria, hayan sido parte del Imperio Austrohungaro?
Interesante Articulo del Wunderteam, es el que comparto abajo, y de como muchos de sus integrantes, terminaron pereciendo ante el asedio Nazi.
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Equipos Históricos: El ‘Wunderteam’ austriaco
El Danubio es el segundo río más largo de Europa, después del Volga. Nace en la Selva Negra de Alemania de la unión de dos pequeños ríos, el Brigach y el Breg, atraviesa diez países europeos y a sus orillas y especialmente a su paso por Viena y Budapest se formó la inolvidable “Escuela del Danubio”, los primeros retazos del “Fútbol Total” escenificados entre otros por el “Wunderteam austriaco” y “Los Mágicos Magyares”.
Quizás para muchos el fútbol austriaco sea un auténtico desconocido y tan solo nombres como Polster, Prohaska, Ernst Happel y Krankl les pueda venir a la memoria a la hora de hablar de Austria, pero en la década de los treinta surgió un maravilloso equipo de fútbol que fue conocido con el apelativo del “Wunderteam Austriaco”. Dicho equipo y según palabras de quizás el técnico que más supo del “Futbol total”, Rinus Michels, es el pionero de tan célebre y conocido estilo de juego. Según Michels, Holanda no fue la primera en practicar el fútbol que a él le gustaba sino que antes el “Wunderteam Austriaco” y luego los “Mágicos Magyares” de Hungría les enseñaron el camino.
Jimmy Hogan y la “Escuela del Danubio”
Como hemos citado anteriormente el “Wunderteam Austriaco” surgió en la década de los treinta de la mano del técnico Hugo Meisl, un técnico que había destacado por su capacidad organizativa y de dirección puesto que junto a Delauney fue uno de los impulsores de la creación de una gran competición mundial, ensanchando las fronteras de una competición de la que él había sido principal impulsor en 1924, la Copa de Europa Central o Mitropa.
Dejando a un lado su trabajo directivo, Hugo Meisl fue el creador del famoso “Wunderteam”, nombre con el que se bautizó a la selección de Austria entre 1931 y 1935. Pero antes de adentrarnos en el estudio de aquel mítico equipo debemos abordar un hecho fundamental que propició una evolución tan positiva del juego que ha perdurado en su base fundamental hasta nuestros días. El precursor de la citada idea fue Jimmy Hogan la persona más influyente en la carrera de Meisl como técnico, él le transmitió lo que fue llamado fútbol de estilo escocés, raseando en todo momento el balón y jugando con pases cortos. A Jimmy Hogan se le considera el creador de la “Escuela del Danubio”, su legado al mundo del fútbol le convierten en el padre del llamado “fútbol moderno” al que por entonces también se le conocía con el sobrenombre de “fútbol moqueta”. Hogan por tanto es una figura histórica fundamental en la evolución del juego y la persona que más influyó en los conceptos técnico/tácticos de Meisl y de aquel Wunderteam austriaco. Y es que Meisl acostumbraba a mantener largas conversaciones mientras tomaba café con Hogan, al que acabó por llevarse a su país
En Austria, Hogan, además de regalar su filosofía introdujo una serie de innovaciones como la dieta proteínica de los futbolistas, reduciendo el consumo de carne y aumentando la fruta y los hidratos de carbono, una circunstancia que como se ha demostrado es vital para el rendimiento de los deportistas y componen la sólida base alimenticia que les permite seguir un exigente entrenamiento diario.
Hugo Meisl y su “Wunderteam”
Hugo Meisl asumió el cargo de seleccionador 22 de diciembre de 1912, debutando con una victoria en Génova ante Italia 1-3. En su primera etapa como seleccionador permaneció tan solo dos años al frente de Austria, puesto que la I Guerra Mundial se cruzó en su camino y Meisl estuvo cinco años sirviendo en el ejército.
Posteriormente en 1919 volvió a asumir el cargo de seleccionador y fue entonces cuando gozó del tiempo necesario para poder poner en práctica todo lo que debatía con su gran amigo Jimmy Hogan. El cenit de su trabajo lo vivió a principios de la década de los años treinta, cuando las piezas encajaron a la perfección y Austria se convirtió en la que está considerada como la mejor selección de la historia de antes de la Segunda Guerra Mundial. Meisl, inteligente donde los haya, aceptó el reto y confió en las ideas de Hogan y juntos pudieron ver sobre la cancha aquella extraordinaria Austria que basó su juego en un 2-3-5, dispuesto en ‘W-M’, en el que el mediocentro creativo jugaba un papel fundamental.
El ‘genio’: Mathias Sindelar
Sería en el periodo de tiempo comprendido entre 1931 y 1935 cuando el legendario Wunderteam de Meisl ofreció su extraordinario repertorio futbolístico. El proyecto se basó esencialmente en dos nombres, el primero el de Hugo Meisl y el segundo el de el conocido popularmente como der Papierene (“el bailarín de papel”) a causa de su aspecto delgado y frágil, el legendario Matthias Sindelar, también conocido como “Mozart” por su virtuosismo técnico y elegancia.
Este técnico puso en práctica la difícil concepción futbolística de que la mejor defensa es un buen ataque. Su equipo ejercía un continuo pressing ofensivo y basaba su éxito en la posesión del balón siempre mirando hacia la portería rival. Austria salía al terreno de juego sabiendo lo que iba a hacer y en gran parte también se debía a la mítica figura de Matthias Sindelar, considerado en su momento como uno de los mejores jugadores del mundo. El legendario jugador pese a ser delantero y llevar el nº9 a la espalda, era el director de orquesta y estaba escoltado en defensa por Karl Sesta y Franz Wagner, en la media por Josef Bican y Karl Zischek y por Johann Horvath y Rudolf Viertl en la punta de ataque. En definitiva el pressing ofensivo que desplegó desconcertó a sus rivales e hizo célebre la frase de “La mejor defensa es un buen ataque”.
Imponente racha de victorias
Hugo Meisl, solía decir: “Antes de incluir a un torpe, prefiero jugar con diez”. Sindelar enseñó al mundo cómo debía circular un balón sobre el terreno de juego y Austria con una victoria por 2-1 sobre Checoslovaquia, el 12 de abril de 1931, abrió una impresionante racha de 14 partidos invicta, consistente en 11 victorias y 3 empates. Fueron muchas selecciones las que sucumbieron ante la “Orquesta del Danubio”, Alemania, que sufrió dos goleadas ante los austriacos, 0-5 en Berlín y 5-0 en Viena, Hungría que sucumbiría 8-2 pero que quedaría marcada por la exquisitez de su fútbol y basaría su posterior éxito en los fundamentos del juego que pudieron degustar aquella noche. Y Escocia, que cayó por primera vez en el continente europeo el 16 de mayo de 1931 en Viena por 5-0 que supuso uno de los momentos culminantes del Wunderteam de Meisl.
Finalmente cayeron en el mítico Stamford Bridge londinense, el 7 de diciembre de 1932, cuando el conjunto de Meisl cayó en un épico y legendario partido 4-3 ante Inglaterra. Fue en la cuna del fútbol donde pisaron la lona pero cayeron dejando una impronta difícil de borrar que quedó grabada en la memoria histórica de los aficionados al buen fútbol. Posteriormente y antes del Mundial solo perdería otro partido ante Checoslovaquia, llegando a la cita con una impresionante racha entre 1931 y 1934, (de 28 victorias, un empate y dos derrotas en 31 partidos), anotando la escalofriante cifra de 102 goles. Poco antes del Mundial y para confirmar su candidatura al Campeonato, Austria venció 2-4 a Italia en el Estadio Mussolini de Turín.
Mundial de Italia de 1934
Con estos antecedentes cuando llegó la cita del Mundial de Italia de 1934 a nadie le extrañó que la selección de Meisl fuera considerada como una de las grandes favoritas. Lo tenían todo a su favor pero desgraciadamente se cruzó en su camino Italia y la figura de su técnico: Vittorio Pozzo. Pero antes Austria se encargó de superar a Francia 3-2, a Hungría en cuartos de final, al imponerse por 2-1 en Bolonia, en un encuentro que trascendió lo meramente deportivo y tal y como dijo Sindelar rayó la violencia, puesto que tras el mismo más de media selección austriaca acabó lesionada y con muchos problemas para afrontar el trascendental choque ante Italia. Si consideráramos el juego del Wunderteam como un veneno mortal, no cabe duda de que su antídoto estaría en la selección italiana de Vittorio Pozzo: ese antídoto se llamaba Luis Monti, que le hizo un marcaje espléndido a Sindelar en las semifinales de aquel Mundial.
Además de Monti, Italia tuvo como aliada a la lluvia que enfangó el mítico estadio de San Siro, a Giampiero Combi, guardameta italiano que hizo paradas antológicas y a su esquema táctico, que cortocircuitó el juego austriaco. Si a todo ello unimos a aquel ‘sospechoso’ arbitro sueco llamado Ivan Eklind, que acabó por noquear a la sensacional escuadra austriaca, a nadie le puede sorprender el injusto final que vivió el legendario conjunto de Meisl.
Pozzo le ganó la partida a Meisl e Italia se metió en la final al vencer 1-0 con el gol de Guaita a los diez minutos de juego. Por su parte Austria que quedó muy tocada y a las puertas de la gloria, acabó perdiendo en el encuentro por el tercer y cuarto puesto sin Sindelar y ante Alemania.
A partir de entones la amistad de Meisl y Pozzo se resintió, aquel gol hizo mucho daño y el magnífico técnico austriaco se sintió robado por lo que la vieja amistad sufrió un claro enfriamiento. Tal y como refleja la historia, Austria no volvió a ser la misma tras aquella decepción y pese a que fueron segundos en los JJOO de Berlín de 1936 (en los que cayeron curiosamente también ante su bestia negra: Italia) y a que cuatro años después jugaron las eliminatorias para el mundial de 1938, la anexión con Alemania que encabezó Hitler en los albores de la Segunda Guerra Mundial se encargó de acabar con la vida del legendario Sindelar y fue testigo de la muerte de Hugo Meisl el 17 de febrero de 1937.
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EL GOAL QUE ENFADO A HITTLER.
En 1938, con la Alemania nazi en pleno apogeo, tuvo lugar el Anchsluss, esto es, la anexion de Austria al imperio aleman. Muchos se levantaron en contra de ello, pero es el caso de Matthias Sindelar uno esos que nos ponen los pelos de punta, por lo que significo para el mundo... y para el mismo.
Judío, nacido en Kozlov (Moravia) y emigrante junto a su familia en el barrio de Favoriten (Viena), la historia y la leyenda de Sindelar se confunden para generar uno de los mitos más románticos del fútbol. Cuando Hitler consumó la anexión austriaca el 12 de marzo de 1938, Sindelar emprendió su particular lucha contra el nazismo. Quedaban apenas tres meses para que se disputara el Mundial de 1938 y el Führer, como Mussolini en 1934, ya había advertido del poder propagandístico del fútbol y su utilidad como elemento manipulador. El wunderteam (equipo maravilla), como era conocida la fabulosa selección austriaca dirigida por Hugo Meisl, fue obligado a fundirse con la selección alemana para la gran cita.
Austria se había clasificado por su cuenta, pero la necesidad de propagar la supuesta superioridad de la raza aria empujó a los alemanes a reforzar su vigoroso equipo con la depurada técnica de la escuela del Danubio. Nunca lo dijo públicamente por temor a las represalias, pero Sindelar se negó a formar parte de esa nueva y poderosa Alemania.
Simuló lesiones para eludir las convocatorias porque le repateaba el hígado simplemente pensar que antes de empezar el partido tendría que ejecutar el saludo nazi. No quería doblar la rodilla ante los culpables de la muerte de muchos conocidos judíos y, a su manera, con el balón y su destreza, le ganó una batalla futbolística al régimen hitleriano.
Para celebrar la anexión, se disputó un amistoso entre Austria, que se despedía como selección independiente, y Alemania. Esta vez, ninguna lesión salió de la boca de Sindelar para excusar su ausencia. Las crónicas de la época cuentan que los austriacos habían recibido la orden de dejarse ganar, algo que al larguirucho delantero rebelde no le gustó.
Durante el primer tiempo, Sindelar burreó a los alemanes, pero cuando llegaba la hora de marcar, tiraba la pelota fuera y volvía a su campo meneando la cabeza como desencantado. En el segundo tiempo, se hartó de la pantomima y empezó a bailar con el balón. Un regate por aquí, un sombrero por allá y un gol de vaselina. Su celebración levantó ampollas. Sindelar se situó frente al palco y, ante la mirada furiosa de las autoridades nazis, se marcó una danza interpretada como una deshonrosa ofensa.
Desde entonces, la Gestapo le consideró un elemento subversivo, capaz de arrastrar a las masas en contra del nacional socialismo. Fue perseguido por la policía nazi, hasta que el 23 de enero de 1939 se descubrieron su cadáver y el de su esposa, también judía, en su apartamento de Viena. La principal teoría sobre su muerte, que nunca quedó clara, apunta a un suicidio por inhalación de gas. A que Sindelar no soportaba ya el ambiente irrespirable y de atosigamiento al que fue sometido por la Gestapo y optó por ese trágico final.
A su entierro, acudieron 40.000 personas bajo fuertes medidas de seguridad porque se temía una rebelión de los asistentes. En Viena, figura la Sindelarstrasse, esa calle del rebelde goleador donde suenan los ecos del poema que le dedicó el austriaco Friedrich Torberg: “Jugaba al fútbol como ninguno/ponía gracia y fantasía/jugaba desenfadado, fácil y alegre/siempre jugaba y nunca luchaba”. Salvo contra la sinrazón hitleriana, a la que burló y regateó dedicándole su gol más sentido.
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El estratega que revolucionó el fútbol de AustriaEn la década de 1930, Austria se reivindicó con una selección cuya calidad y entusiasmo se propagaron como la pólvora por toda Europa. El padre y 'alma mater' de este Wunderteam (equipo de ensueño), al que se suele mencionar al mismo tiempo que a la gran selección húngara de los años 50 y al Brasil de 1970, fue Hugo Meisl. Este ingenioso innovador y gran conocedor del fútbol fue una de las principales autoridades del balompié en su época. Dirigió la Asociación Austriaca de Fútbol como Secretario General en los años 20 y 30, y entrenó a la selección alpina, a la que hizo sobresalir por primera vez en el mundo del fútbol durante la Copa Mundial de la FIFA 1934.
Nacido en el seno de una familia acaudalada, Meisl se trasladó a Viena siendo niño. Allí asistió a una academia comercial, donde se formó para una carrera en el mundo de los negocios antes de conseguir un puesto de empleado en el Länderbank. Sin embargo, el joven Meisl siempre había albergado una gran pasión por el fútbol y, en consecuencia con ella, sacrificó una lucrativa carrera en la banca para dedicarse a perfeccionar la técnica y desarrollar unas infraestructuras que este deporte necesitaba con urgencia. Sus conocimientos le reportaron una reputación de gran experto en la materia.
Como Secretario General de la Asociación Austriaca de Fútbol, Meisl fue uno de los principales impulsores de la profesionalización del fútbol no sólo en Austria, sino en toda Europa. Experto sagaz en el floreciente fútbol internacional, fue el inventor de la Copa Mitropa, precursora de la Copa de Europa de clubes campeones. Sin embargo, el principal éxito de Meisl se produjo como seleccionador del fabuloso 'Wunderteam' que hizo historia en el fútbol en los años 30.
El 22 de diciembre de 1912, Hugo Meisl debutó como seleccionador nacional de la república alpina, con apenas 31 años de edad. Y resultó un estreno victorioso, ya que su equipo se impuso a un duro rival, Italia, por 1-3 en Génova.
"Mantener el balón a ras del césped"
Meisl sólo estuvo dos años escasos al frente de la selección nacional, antes de emprender una campaña de cinco años en el servicio militar durante la I Guerra Mundial. Heinrich Retschury se hizo posteriormente con el timón, pero Meisl mantuvo relativamente un estrecho contacto, y retomó el control en solitario del equipo a comienzos de 1919, a su regreso del conflicto.
El fútbol disfrutó de una época dorada después de la guerra, y Meisl fue uno de los que estaban a favor de la profesionalización del deporte. Desde su puesto de Secretario General, también desempeñó un papel fundamental en la construcción de la selección nacional, junto a su amigo inglés Jimmy Hogan, a quien se le atribuye en gran parte el mérito de traer al continente lo que entonces se conocía como fútbol 'de estilo escocés'. Su filosofía de 'mantener el balón a ras del césped' influyó especialmente a Austria en los años 30 y a los mágicos magiares de Hungría en los años 50 (dos selecciones muy respetadas por su estilo de juego técnico y su fútbol de control).
El Wunderteam austriaco, considerado por la mayoría como la mejor selección de Europa antes de la II Guerra Mundial, nació a principios de la década de 1930. Una victoria por 2-1 sobre Checoslovaquia, el 12 de abril de 1931, iba a dar paso para la selección austriaca a una racha de 14 partidos invicta, consistente en 11 victorias y 3 empates. Esta extraordinaria serie de resultados incluía dos abultadas victorias sobre Alemania, netamente superada por 0-6 en Berlín y por 5-0 en Viena. Sin embargo, tradicionalmente se ha señalado como el punto culminante de esta racha a la goleada endosada a Escocia (5-0) el 16 de mayo de 1931 en Viena, al ser la primera vez que los escoceses probaban el sabor de la derrota en el continente. Hungría también fue humillada con una paliza por 8-2, mientras que Suiza fue barrida en Basilea por 1-8.
Jugando con el Bailarín de Papel
La prolongación de Meisl sobre el césped fue el mágico Matthias Sindelar, uno de los mejores futbolistas de su generación y un cerebro genial que movió al equipo hacia el éxito. Apodado der Papierene ("el bailarín de papel") a causa de su aspecto delgado y frágil, y 'el Mozart del fútbol' debido a su virtuosismo, Sindelar, extravagante y de espíritu libre, era el alma de esta selección bien organizada.
La impresionante racha llegó a su fin el 7 de diciembre de 1932, cuando las tropas de Meisl sufrieron su primera derrota en 15 compromisos ante los inventores de este deporte, Inglaterra. Los advenedizos cayeron valientemente por 4-3 en la cuna del fútbol, en el Stamford Bridge londinense. Pero a pesar de la derrota, los austriacos dejaron patente en todo momento su enorme clase y potencial. Fue una irónica vuelta a casa de los métodos británicos de Hogan, y vino a ser un presagio del momento crítico que iba a producirse en 1953, cuando Hungría apabulló a Inglaterra por 6-3.
Austria sólo perdería otro partido hasta las semifinales de la Copa Mundial de la FIFA 1934. Fue el 9 de abril de 1933, cuando cayó derrotada por 2-1 ante Checoslovaquia. Entre abril de 1931 y junio de 1934, el Wunderteam sólo perdió 3 encuentros de 31, en los que marcó 101 goles.
Colándose en la historia
Los días más gloriosos de Austria tenían su cita fijada para la Copa Mundial de la FIFA 1934, en la vecina Italia. Aunque habían pasado algunos años desde que alcanzara su cenit, el Wunderteam confirmó sus serias opciones de ganar la segunda edición de la máxima competición mundialista al sorprender a los anfitriones por 2-4 en vísperas de la fase final, en un amistoso disputado en el flamante nuevo Stadio Mussolini de Turín.
Dado su increíble momento de forma, la selección de Meisl, como era lógico, acudió a la fase final rodeada de una gran expectación, pero no iba a gozar de demasiada fortuna en el conjunto de la competición. Tras ganar 3-2 a Francia después de una prórroga en Turín, Austria eliminó a Hungría en cuartos de final, al imponerse por 2-1 en Bolonia, estableciendo un duelo en semifinales contra el anfitrión, Italia, en el milanés estadio de San Siro. El encuentro contra Hungría, especialmente brusco, llevó a Meisl a calificarlo como "una reyerta, no un partido de fútbol", y su selección iba a lamentar las secuelas de las lesiones sufridas allí.
Antes de la semifinal contra Italia, a la que entrenaba su viejo amigo y compañero de innovaciones Vittorio Pozzo, Meisl aseveró: "No tenemos ninguna opción". Entonces, como si hubiera estado aguardando su momento, el cielo se abrió y un auténtico diluvio empantanó la cancha. Las condiciones meteorológicas fueron un enorme varapalo para los cansados austriacos, que gustaban de jugar con balones rasos, como lo fue también la baja de un auténtico pulmón como Johann Horvath. Y aunque Austria dispuso de una cantidad considerable de ocasiones (algunas crónicas señalan que el guardameta italiano, Giampiero Combi, salvó casi dos docenas de disparos), el gol azzurro del 1-0, marcado por Enrico Guaita en el minuto 10, se mantuvo hasta el final. De ese modo, Meisl, Sindelar y el Wunderteam no llegarían nunca a consolidar realmente su categoría en la historia de la Copa Mundial de la FIFA.
Dos años más tarde, Austria llegó a la final de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Sin embargo, una vez más, Italia se cruzó en el camino de Meisl y sus hombres. La final, que concluyó con una derrota por 2-1, sigue siendo hasta la fecha la única ocasión en la que Austria ha alcanzado el último partido de una gran competición futbolística internacional.
El 24 de enero de 1937, Hugo Meisl se sentó en el banquillo de Austria por última vez. Y su equipo le brindó un triunfo como regalo de despedida, al vencer a Francia por 1-2 en París. Apenas unas semanas después, Hugo Meisl falleció a los 55 años de edad. Ningún seleccionador nacional austriaco ha sido capaz de reproducir su enorme éxito, y el posterior Anschluss ("Anexión") alemán destruyó gran parte de lo que este gran hombre había creado en la selección austriaca (incluido der Papierene Sindelar, que falleció en misteriosas circunstancias al poco de comenzar la ocupación nazi). Fue un rápido y trágico final para un bello cuento vienés.
Tácticas
Las ideas tácticas sobre fútbol de Jimmy Hogan tuvieron poca aceptación en su Inglaterra natal, pero este hombre fue recibido con los brazos abiertos, como entrenador y como estratega, en Austria, Hungría y Alemania, entre otros lugares. Uno de los primeros que adoptó el estilo de pases cortos de Hogan fue Hugo Meisl. El directivo austriaco de fútbol y Hogan adaptaron sus ideas sobre la cancha, dando un énfasis sin precedentes al medio centro creativo en el esquema 2-3-5, dispuesto en 'W-M'. El Wunderteam austriaco fue un paso importante entre las ideas vanguardistas de los ingleses Herbert Chapman y Jimmy Hogan y la Italia de Vittorio Pozzo, dos veces campeona de la Copa Mundial de la FIFA.
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