martes, 7 de septiembre de 2010

ESPAÑA GOLEAO, AL RITMO DE MESSI







Casi el mismo equipo de Diego Maradona, x lo menos los mismos atacantes, sin Diego Milito, Me gusto y mucho, Apretando cuando deben apretar, atacando cuando se debe y practicando el pressing cuando España la tenia...

Me dio la impresion, Que España tenia miedo, lean el articulo previo al partido de Relaño del medio mas importante de España, del Diario AS, donde hablaba de admiracion por Argentina, algo que JAMAS hubiese pasado con Francia, Italia, Alemania, Brazil o Uruguay, es decir casi la totalidad del resto de campeones del mundo.

Yo lo vi en palabras de Relaño al Toro con ganas de Embestir, y embistio al Torero, Y Ahora vemos a otro equipo, con los cracks en buen estado despues de vacaciones y pretemporadas, es decir, con buen futbol, Xq los mundiales no son en Agosto o en Setiembre???

Volviendo al Partido, En Lugar de Veron lo veia a Cambiasso, para tener el balon, la banda derecha tenia que ser de zanetti....

En fin...

DALE DALE ARGENTINA, VAMOS VAMOS A GANARRRRRR
Me gusto mucho el partido y se vio realmente a España en el nivel frente a los otros campeones del mundo.

Chauu.

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Alfredo Relaño 08/09/2010
. Está prohibido regalar prestigio

Las cosas de Del Bosque, ya sabemos que es así. Lo había anunciado de antemano: quería que en este doble viaje a Liechtenstein y Buenos Aires jugaran todos los convocados. Curiosamente, valoró más el partido de Liechtenstein, oficial pero sencillo, que el de Buenos Aires, amistoso pero de aúpa. Consecuencia: amarramos los tres puntos en los Alpes pero ayer dimos el cante. Una alineación demasiado debilitada, quizá también un mensaje a los jugadores, o así lo tomaron estos. El caso es que de salida se notó una diferencia de entusiasmo bestial entre los dos equipos. Y pasó lo que pasó.

Pasó que en un cuarto de hora el partido estaba resuelto. Enfrente había demasiado toro como para andarse con pamplinas. Tres llegadas claras, dos goles, con Reina neutralizado quizá demasiado fácilmente. Cuando España empezó a meterse en el partido ya había poco que hacer. Un tiro de Villa a la escuadra pudo quizá haber cambiado la historia, pero en lugar de eso lo que nos vino fue un gol chusco, en cesión a Reina y resbalón de éste. Argentina había ganado a la campeona del mundo en menos de medio partido. Enterraba así su mal Mundial y prestigiaba a Batista como sucesor de Maradona.

La segunda mitad sirvió para que entraran los que faltaban por jugar, más Xavi. España quedó confeccionada de otra forma, sin tiqui-taca, con extremos abiertos y Llorente en medio. Un equipo convencional, que fue arriba, dio la cara, peleó con vergüenza torera, se expuso a contraataques. Fue un gesto de brío del campeón, que dejó el gol de Llorente y un tiro al larguero (en total España sumó tres palos, es un consuelo). Algo salvamos la cara por ese arrebato. Si pensamos que fuimos alli a ganar votos para la candidatura se disculpa un poco todo. Pero no se puede regalar prestigio.


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Alfredo Relaño 07/09/2010
El país de Moreno, Di Stéfano y Maradona

Ojo, que pisamos tierra sagrada. Pisamos el país que alumbró a Moreno, Di Stéfano y Maradona. No vi jugar a Moreno ni he sabido descodificar su juego de los testimonios de tantos y tantos que me hablaron de él. Sólo puedo decirles que era el 'ocho' de La Máquina, la gran delantera de River Plate cuando amanecían los cincuenta: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Por entonces Perón, tan atrevido él, estaba en guerra con la FIFA y Argentina se abstuvo de ir al Mundial hasta 1958, en Suecia, donde hizo el ridículo. Aquella generación había periclitado y su heredero, Di Stéfano, era español en segunda instancia.

Di Stéfano fue bisagra entre el fútbol de allá, entonces eminentemente técnico, y el de acá, entonces eminentemente físico. Se quedó aquí y su maestría dio lugar a un fútbol nuevo, total, síntesis feliz de las virtudes de uno y otro lado del Atlántico. Muchos años después apareció Maradona. Nadie, que yo sepa, se ha llevado tan bien con el balón. Para las últimas generaciones, que han disfrutado cada gol suyo, grabado en una o varias cámaras, es el mejor jugador de siempre. ¿Lo es? No lo sé. De lo que sí estoy seguro es de que en Argentina se ha jugado siempre muy bien al fútbol, tanto da si hablamos de Moreno, Di Stéfano o Maradona.

Y hoy que nos presentamos allí como campeones del mundo es bueno recordar esto. Es bueno recordar que pisamos una tierra en la que se ha jugado muy bien al fútbol. Es hermoso que hayamos pedido un entrenamiento en La Bombonera. Hemos ido por el hueveo de Villar y sus votos para la Candidatura Ibérica (suerte, angelote) pero no podemos olvidar que este partido ante Argentina es una cosa muy seria. Por lo muy serios que son ellos con el fútbol, por la influencia tan magnífica que han tenido sobre nosotros y porque, más allá de cualquier consideración, somos campeones del mundo. Y eso obliga, hoy y siempre.


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AMISTOSO ARGENTINA 4-ESPAÑA 1
España regala su buena reputación a una Argentina revitalizada
La campeona cedió ante Argentina. Messi abrió el marcador; Higuaín hizo el 2-0, Tévez aprovechó un resbalón de Reina y el Kun sentenció. España dio tres palos y marcó Llorente.

DAVID F. SANCHIDRIÁN 08/09/2010

De amistoso tuvo poco, por no decir nada. Uno de los templos del fútbol, el Monumental, no se puede permitir el lujo de ver como dos selecciones de tal calibre invaden su recinto para tomárselo a guasa. Y aunque Carlos Gardel dijera en su tango que "20 años no es nada", 23 es tiempo suficiente para que una selección europea volviera a tierras argentinas. Así que España tomó el testigo de la Alemania del 87 y tocó la puerta bonaerense con la firme intención de dar guerra en territorio hostil. Pero en el frente se encontró con un batallón armado hasta los dientes y sedientos de venganza por el pasado Mundial. España se vio superada durante todo el encuentro por una albiceleste estricta atrás, rápida en la elaboración y mortal en el ataque. Además los argentinos tienen otro motivo adicional para volver a soñar con su equipo, las indicaciones del nuevo seleccionador a Messi parece que surgen efecto y hoy se ha podido ver la versión Barça en el de Rosario. De España no se pueden sacar grandes conclusiones, es el primer amistoso que se pierde desde 2006, pero la imagen mostrada en Buenos Aires no se asemeja en nada a la que nos tiene acostumbrados. Argentina tardó 22 minutos en encarrilar el partido con tantos de la Pulga, Higuaín y Tévez, éste tras un resbalón inoportuno de Reina. Llorente acortó distancias a falta de diez para el final pero Agüero puso la puntilla con el tiempo cumplido.

Batista afrontó su primer combate serio sin miedo, pensando más atacar que guardar la ropa. No quería retrocesos y por eso ordenó a Messi jugar en los últimos treinta metros de cancha. Checho buscó su confirmación alineando a cuatro futbolistas ausentes en Sudáfrica (Zanetti, Gabriel Milito, Banega y Cambiasso). Todo para borrar esa imagen de técnico-puente tras la marcha de Maradona. Mientras Batista buscaba su confirmación, Del Bosque, un ser tranquilo por naturaleza, sacó su lado detallista premiando a Reina, Monreal, Marchena y Silva. Seguro que Casillas, Ramos, Xavi y Capdevila ni rechistaron, pero el equipo lo notó.

Únicamente con el aperitivo, el de los himnos, bastó para abrir boca gracias al espectacular aspecto del Monumental. Los 66.500 espectadores ya no se acordaban de la eliminación del Mundial. Era momento de deshincar la rodilla, tomar posición erguida y afrontar el futuro. Y todas las miradas recaían en la misma persona, en Leo Messi. Él ha sido centro de bastantes críticas con la albiceleste y ahora que empieza un nuevo ciclo el de Rosario se ha propuesto rendir a la par que en el Barçá. La primera piedra la puso con una obra de arte a los diez minutos de juego con una vaselina sutil ante Reina. Fueron unos minutos de tanteo, con dos argumentos parecidos. Toque de balón por ambas partes pero con mayor velocidad en el lado argentino.

Y es que España, tratando con sentido el cuero, sufría con la presión agobiante desde el centro del campo y se veía sorprendida por la velocidad de enganche en la línea de tres cuartos. El hambre de Argentina escocía a una Roja paciente en la construcción pero espesa en la zaga. Los argentinos se dieron cuenta del momento de flojera y decidieron actuar sin represión para hacer el segundo lo antes posible por si acaso despertaba España. Esta vez fue Tévez el encargado de romper la línea trasera española con un pase al hueco que captó Higuaín para hacer el segundo tras driblar a Reina.

España fue un equipo desarbolado hasta la media hora de juego. En ese momento empezaron a engranar algunas piezas de la Roja. Se asumió el protagonismo del balón, porque a Argentina ya no le hacía falta, y llegaron a ver la cara del meta Romero con un disparo de Villa al travesaño tras un disparo lejano.

Pero tras la modorra española y la electricidad de Argentina, el infortunio tuvo su momento y abdujo a Reina por completo. El guardameta español resbaló tras una cesión de Piqué y el bandido Apache hizo honor a su nombre aprovechándose del fallo como un coyote.

Las desgracias se acumulaban para España. Además del marcador y el infortunio de Reina, ahora había que añadir los palos. Y es que antes del descanso Villa volvió a estrellar un balón al poste tras el saque de una falta.

España enfiló el túnel de vestuarios cabizbaja, dolorida por una Argentina rigurosa en lo táctico y mortal al ataque. La solidaridad parece ser una de las consignas del Checho y sus jugadores lo plasmaron a las mil maravillas en el primer acto.

Tras el descanso, Vicente del Bosque alteró todo el ataque español dando entrada a Llorente (Villa), Navas (Silva) y Cazorla (Iniesta). También tuvo sus minutos Víctor Valdés al entrar por Reina. La trasformación del once catapultó a España hacia el área rival gracias a las asociaciones desde medio y un mayor uso de las banas de Navas y Cazorla. Desde el costado del palaciego llegó la primera ocasión de España pero el cabezazo de Llorente salió desviado.

Por esas, Argentina parecía escondida, pero era un espejismo. Inquietaba en cuanto el balón conectaba con el medio y desquiciaba cuando acababa en las botas de sus delanteros. Una gran jugada de la albiceleste pudo acabar en el cuarto y a Del Bosque se le acabó la paciencia dando entrada a Xavi. El de Tarrasa asumió los galones y la circulación fue más fluida desde su entrada.

Pero ni el resplandor de Xavi sirvió para cegar un ápice a una Argentina oxigenada a la media hora con la entrada de Di María y el Kun. Quien no iba abandonar todavía el terreno de juego era Leo Messi, el cabecilla de la fiesta Monumental para unos y el chasco Monumental para otros. La tarde aciaga continuaba para España cuando Cazorla estrelló otro balón al palo, el tercero de la tarde. Ese parecía ser el culmen de la desgracia porque a falta de seis minutos para el final, Llorente consiguió el gol de la honra tras un pase de Pedro. España siguió empujando hasta el final y a punto estuvo de recortar más la distancia pero esta vez el del Athletic no llegó al balón.

Parecía ser el culmen porque el último batacazo llegó con el tanto del Kun Agüero en el tiempo de descuento, que se suspendió en el aire para hacer el cuarto y acabar con el barrido argentino. El día en el que España recibió el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, la estrella pesó.


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LA ALINEACIÓN TITULAR, LOS POSTES Y UN FALLO INUSUAL DE REINA FUERON LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL 4-1

"Pintame la carita"

Argentina y España se midieron en Buenos Aires en el partido denominado "la final que no fue". Visto el resultado, menos mal. La albiceleste nos metió cuatro, los mismos que les enchufaron a ellos esa Alemania a la que nosotros dejamos fuera en semifinales. Que no se le olvide el dato a los ventajistas que ahora aprovechen para cuestionar nuestro triunfo en el Mundial.

Claro que duele perder, sobre todo si no estás acostumbrado, pero un mal día lo tiene hasta la campeona del mundo, empezando por su técnico. Vicente del Bosque confeccionó un once experimental propio de un partido amistoso. Batista no encaró el partido de la misma forma y puso a los mejores sobre el campo. La diferencia de actitud y concentración fue patente durante toda la primera parte. Messi, Higuaín y Tévez salieron a comerse con patatas a una línea defensiva compuesta por Arbeloa, Piqué, Marchena y Monreal.

En el 10', Argentina soltó el primer mordisco a la estrella de España con un gran pase de Tévez que resolvió Messi con una vaselina espléndida. Piqué comprendió en sus carnes lo que sienten los zagueros rivales cuando se miden a La Pulga. En el 13, otro pase del 'Apache' al más puro estilo Xavi terminó en las redes después de que el 'Pipita' Higuaín definiese mil veces mejor que cuando encara a un portero con el Real Madrid. No era nuestra tarde en Buenos Aires (noche en España).

Quedó definitivamente claro cuando Reina resbaló en una cesión y puso en bandeja el tercero a Tévez. El "pintame la carita" con el que nos deleitó en la celebración se había convertido por desgracia en la banda sonora del partido. Mala suerte la de Pepe y la de La Roja, que estrelló tres balones (dos Villa y uno Cazorla) en la madera en su intento por remontar. Sólo Llorente pudo batir a Romero en el 83', con Xavi ya sobre el terreno de juego.

Quizá si el mejor jugador español de todos los tiempos hubiese coincidido en el campo con Villa, Iniesta, Ramos, Casillas (o Valdés, que le hizo un paradón a Higuaín), Pedro y compañía otro gallo hubiese cantado. Xavi jugó poco más de media hora. Messi, en cambio, disputó 89 minutos. Poco más hay que decir. Para colmo, Agüero hizo el 4-1 en el descuento para escarnio de los nuestros, que ya saben para otra vez que allá donde vayan les estarán esperando con el cuchillo entre los dientes.

Es lo que tiene ser campeón del mundo.

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.ARGENTINA 4 - ESPAÑA 1
De la nuestra, la mejor


Franco Predazzi - fpredazzi@ole.com.ar
| 07-09-2010
España no deja de ser, pese a esta derrota, el espejo en el que todos nos gustaría reflejarnos. Hay que jugar como ellos: era, y es, la sentencia post Mundial. Hay, en este triunfo, varios destellos que invitan a soñar. Hay una intención de toque casi religiosa que se nota en cuanto la pelota empieza a rodar. Hay una verticalidad que es paciente y espera el momento justo para el pase entrelíneas. Hay precisión de tipos que, se sabe, son precisos. Hay un golazo de Messi, toda la clase en ese empeine izquierdo, revancha por todos esos remates que en Sudáfrica resultaron infructuosos. Hay una definición de alta gama de Higuaín, con slalom ante Reina y todo. Hay premio también para Tevez, asistidor por duplicado antes, infructuoso guerrero ahora para olfatear el resbalón del arquero y convertir el 3-0. Hasta hay una frutilla para este postre empalagoso, ese cabezazo de Agüero para cerrar el 4-1. Y ole, ole, ole. Hay un triunfazo. Pero es un amistoso. Y entonces, hay que medirse, poner el freno de mano, porque faltan más de tres años para intentar trasladar estos primeros 45 minutos a la Copa del Mundo de Brasil.

Batista pidió que no se lo juzgara por este amistoso. La sentencia, entonces, vale para este triunfo tanto como para una eventual derrota. Mesura. No nos creamos más de lo que somos. España, jugando mal, metió tres remates en los palos. Pero pecó de confiado, salió a jugar este encuentro como si fuera un amistoso, y enfrente tuvo a un equipo que pisó el césped convencido de que se trataba de la final del Mundial que se había perdido. Inédito en este equipo de Del Bosque, achicó en forma suicida y se encontró dos goles abajo. Porque la Selección fue un canto al pase limpito, voraz. Luego de dos asistencias de un Tevez enorme, generoso, conductor, Messi e Higuaín obligaron a todos los presentes a pellizcarse. Pero habría más...

Como si la eliminación del Mundial hubiera generado amnesia, no hubo reproches de los hinchas para nadie. Y hasta una pizca de fortuna apareció con ese resbalón de Reina que el Apache agradeció con el 3-0. Era baile. Xabi Alonso, sacado, les reprochaba por la falta de luces y de entrega a sus compañeros. El Monumental deliraba. Era creer o reventar.

La categoría del campeón del mundo asomó en el cierre de la etapa, con el segundo remate en el palo izquierdo de Villa, y en la etapa final. Control de pelota, paciencia y movilidad. La Selección, agazapada, esperaba alguna contra. La tuvo, con ese slalom divino de Messi que terminó en gol de Di María, bien anulado por un offside pequeño. España, entera, mostró que el toque no se negocia. El travesaño le negó el descuento, pero el gol del honor apareció con Llorente. Era tarde, ya. A Llorente a la iglesia.

Ovación para Messi. Para Tevez. Para Higuaín. Y a Masche. Fueron 90 y pico de minutos sanadores. Claro que sirve. Da placer. Vale disfrutar el mientras, hasta ver si se logra conseguir la cura de las cicatrices en Brasil 2014.

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Marcelo Sottile - msottile@ole.com.ar
Pensar más allá de un resultadoEs difícil encontrar un motivo para ser feliz a la salida de un velorio. Aunque se hable de fútbol, de un juego, la Selección aún está de duelo. Pasaron apenas dos meses del 0-4 con Alemania, de la imagen de los jugadores argentinos otra vez llorando en un Mundial, de la voz de Maradona entrecortada por la derrota más dura de su vida. Ilusiona jugar con esta España, por supuesto, provoca envidia su ideología, genera curiosidad ver la respuesta de Argentina con un nuevo módulo táctico, pero este partido se quería vivir y ganar en la semi en Durban... Ahora se impone refundar a la Selección más que correr detrás de un resultado fugaz. Ganar o perder, entonces, aunque resulte ingenuo el pedido, no debería modificar el futuro de la Selección. Ni habilitar al banquinazo de varios de los que juegan, los que dirigen o los que miran. Parece sencillo imaginar un escenario tras un gran triunfo: más de uno cortando en pedazos la foto de Maradona DT, maximizando sus errores tácticos, diciendo que Argentina es campeón sin corona, tachando los errores recientes de los jugadores y escribiendo pancartas para pedir por un Batista por siempre. Pese a que duela, Sudáfrica ya es parte de un pasado triste, Diego dejó de ser entrenador para volver a ser mito, hace 24 años que la Copa se mira sin tocar, todos los futbolistas están en discusión (Messi se salva más por el que podrá ser que por el que fue) y no estaría bien que la continuidad de Checho se definiera por un par de resultados. El partido sirve para disfrutar de Xavi e Iniesta pensando en vivo, para comenzar el rearmado de un proyecto, para alejarse del dolor jugando, no para sentenciar ni para elegir al próximo técnico. Se debe evaluar más allá de estos 90 minutos.

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