sábado, 21 de junio de 2008

Alfredo Barrenechea y la nueva politica economica!

Quienes la cagaron luego de la caida del comunismo y del muro de Berlin, fueron los que se creyeron del cuento de Fukuyama y su teoria que la historia se acabo, que el modelo gringo se impondria, y el nuevo orden llegaria...por los siglos de los siglos Ameeennnnn...

Tenemos ahora que los gringos metieron la pata con Bush Jr, (bien bruto eh) y su moneda dejo de ser la divisa idonea a nivel mundial, La comunidad europea y los Chinos Asoman!!! y de que modo!.... El poder esta ahora mas que nunca compartido, y los oligopolios de poder, Verdaderos amos del planeta se pasean y campean en estas tres economias.

Los ultra liberales luego del concenso de Washintong no han dado rptas, y obviamente los remanentes de izquierda si bien joden, a aquel que tiene dos dedos de frente no convencen. No pasa esto con los de centro: Social democratas, Caviares, democristicanos, liberales moderados, etc, etc, etc....Se acabaron los extremos, NO SIRVEN!!! (Sorry Aldo Mariategui, pero tu teoria ni la de Bedoya Ugarteche se fundamentan coherentemente, sino que se reinventan a cada rato)...Ello tiene hartas implicancias, el mercado no soluciona los problemas, y el estado vuelve a tener un rol interesante a nivel de regulador....

Transcribo un articulo de Alfredo Barrenechea, que me parecio Genial!

tomado del diario Correo Peru del dia 08-jun - 2008 de su seccion llamada la mayoria de uno

La política que falta
Estos últimos tres años han sido de un cambio fundamental en el mundo. Los he pasado en Washington, una privilegiada, aunque acaso declinante atalaya para observarlo. ¿Cuáles son los grandes fenómenos de ese cambio?
En primer lugar la emergencia de un mundo multipolar. En 1989, con el fin del comunismo, se pensó que los Estados Unidos y su “modelo” emergían como el superpoder de la tierra. Era el “fin de la historia” según Fukuyama. Siguen siendo “el” superpoder (gasta en defensa más que los 20 más poderosos países siguientes, combinados) pero ya no está solo en el mundo. Económicamente, vivimos el fin de la era del dólar. Políticamente, la democracia liberal está jaqueada por fundamentalismos y nacionalismos, con grados diversos de autocracia. La actual crisis económica en los Estados Unidos ha subrayado más esa multipolaridad: al rescate de Wall Street han llegado los “fondos soberanos” emergentes, principalmente del Asia. Hablar de Asia es hablar de “Chindia”: 2 de cada 5 habitantes del planeta están allí. Estados Unidos representa aún el 25% del PBI del mundo, pero la locomotora económica es ahora “Chindia”. Sólo la clase media india es del tamaño de toda la población de los Estados Unidos. A “Chindia” hay que agregar Rusia, un “petro-Estado” que resurge del colapso de la Unión Soviética. Probablemente no se ha modernizado, y sigue siendo, como en la época soviética, una economía con muchos elementos tercermundistas, pero es un poder económico. Europa depende energéticamente de él. Otro dato de la diversidad mundial es que 2/3 del crecimiento mundial vienen de las economías emergentes. No puede hablarse ya del “deterioro de los términos de intercambio”.

El segundo gran fenómeno es que la energía ordena hoy la distribución de la fuerza en el mundo. Clausewitz dijo que la guerra era la continuación de la política por otros medios. Hoy es la energía la continuación de la política por otros medios. Sudamérica es un ejemplo de esto. La escasez, los altos precios, la posibilidad que los recursos fósiles estén en declinación, y el hecho que los recursos están situados en zonas conflictivas, estimula otras formas de energía, como las “renovables” y la nuclear. El 2030, 20% de la energía en Estados Unidos será eólica. La nuclear representa sólo el 5% de la energía en el mundo, pero el debate de la energía nuclear ya está reavivado (debate que en Sudamérica iniciará Chile, lo que tendrá muchas repercusiones para Perú).
El tercer gran fenómeno es la instalación definitiva, en todos los debates, del “calentamiento global”. Gobiernos, inversionistas, comunidades locales, tendrán que someterse a nuevos estándares.
Un cuarto fenómeno es la emergencia masiva de nuevos “nómades”. En parte inmigrantes de bajos recursos, que envían “remesas” a sus países (pero también ideas y valores). En parte ciudadanos globales sofisticados que nacen donde sus padres trabajan, crecen en otro, se educan en uno tercero, y no tienen ataduras a “naciones” sino a “mega-ciudades”. La tecnología de la información ha puesto a disposición de estos nómades la capacidad de crear “redes” enormes, que trascienden fronteras, culturas y familias. Mis hijos, a través de sus Facebooks, tienen unas redes casi tan grandes como las que yo he hecho en treinta o cuarenta años. La política y la cultura no serán más lo que eran.
Quinto fenómeno, esta globalización crea un problema para la gobernabilidad de los sistemas políticos, dado que todos saben lo que sucede en todas partes, y el progreso de los que avanzan lo ven en tiempo real los que no progresan. Así, el asalto del populismo está asociado, paradójicamente, a la globalización.
Un sexto fenómeno es el fin de la ideología económica que dominó al mundo desde Reagan. En todas partes hay un replanteamiento de la dirección de las políticas económicas. De nuevo el Estado aparece como una realidad tan decisiva como el mercado. Para los países en desarrollo surge una pregunta medular: ¿Qué país se hizo rico a largo plazo concentrado en sectores con “retornos decrecientes” (materias primas) versus aquellos concentrados en “retornos crecientes” (como tecnología o servicios)? ¿Ha sido el libre comercio la causa del progreso, o se ha confundido al “conductor” del progreso –el comercio– con la “causa” – la tecnología?

Estamos ante una increíble “ventana de oportunidad” para el desarrollo, propulsados por un “superciclo”. Pero quizá debemos recordar que hubo éxitos económicos previos en la historia de la República: por ejemplo la “república aristocrática”. Duró aproximadamente un cuarto de siglo, desde Piérola hasta Leguía. Entonces fue la expansión europea, desde el fin de la guerra franco-prusiana en 1871, la que “jaló” las economías exportadoras de América Latina. Ahora es “Chindia”. Pero entonces la expansión un día se frenó, y el desarrollo (igual que en la “prosperidad falaz” del guano) simplemente no surgió. Surgieron ricos en el Perú, pero no desarrollo. Este es el debate que falta en el Perú. Como falta una indispensable política socialdemócrata, de crecimiento con distribución.

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